Contó un viejo -al primo Benjamín, el de Custodio, cuando era niño- haber oído contar a los viejos, cuando él era
joven, que otros más viejos contaron que los hombres del
pueblo lo trajeron, ya grande, para plantarlo aquí.
Fernando, el de la granja
escuela, dijo a su vera, que en la
Antigüedad, era
costumbre plantar un olmo, cuando se fundaba un asentamiento, y a su socaire se reunían para adoptar las decisiones de la comunidad.