MOLVIZAR: El problema de todo esto es que la gente no sabe realmente...

El problema de todo esto es que la gente no sabe realmente el valor tan incalculable que tiene sus tierras, Motril ya está vendido, Salobreña también, van a desarrollar un sector turístico muy potente, Molvízar si se mantiene dentro de su perspectiva rural tradicional a pesar de los pequeños chalets (que me parece estupendo que los molviceños tengan un lugar privilegiado en el lugar de sus antepasados) va a ser realmente el lugar para descansar porque lo que queda a los pies de Molvízar va a ser estresante en tráfico, en muchedumbre. A la gente con pelas le gusta encaramarse en un altozano y contemplar el mar desde la distancia.
Tampoco olvidemos el resurgir de la agricultura ecológica como espacio de ocio para el burgués medio-alto que busca su pequeño huerto para no seguir tragando las dosis ingentes de nitritos, nitratos, restos de herbicidas que se venden en las fruterías. Una opción muy buena para los jóvenes agricultores sería iniciarse en el mundo incipiente y prometedor de la agricultura ecológica. U organizar ese pequeño trozo de tierra con impresionantes vistas al mar para alquilarlo con una casilla de madera. Cualquier cosa en un plazo medio sería mucho más rentable para cada propietario en Molvízar que despojarse de lo más preciado en este entorno subtropical inigualable. A 10 minutos del mar, a una hora de la Sierra, clima inmejorable, agua por un tubo, vuelos casi diarios desde Europa con el aeropuerto a una hora.
¡Ustedes, no dejen que los de siempre hagan el negocio con lo suyo!
Pero parece ser que el motor de cualquier iniciativa en Molvízar tiene que venir comandado desde instancias ajenas al pueblo y en forma de dinero inmediato. ¡Craso error, amigos!
Como pueblo MOlvízar es libro de decidir su futuro, y sin consenso más allá de la política al final todo el pueblo saldrá perdiendo o ganando mucho menos de lo posible.
Anímense den sus opiniones, que en vez de 3 partidos políticos a ver si pueden haber 8 que así hay más diálogo y más amplitud de miras.

Chico Méndez.