Cada tarde te veia, siempre en la misma
estación, tu sin saber que existia, yo esperando al cercanias, destino a tu corazón, para suvirme algún día, por el anden te buscaba, y tu mirabas atras, Dios mío si se cruzaran , mi mirada y tu mirada ya no habría libertad, ni tesoro que cambiara, por esa casualidad, y es que el destino es amargo, al menos para mí, no quiso presentarnos aquella tarde de abril, y ahora me tienes aquí, flaca de amor como un galgo, con pulgas que van soñando, de un rail a otro
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