Que lejos estas querido Olivares, que triste me quedo en la distancia relativa, aun viendote desde el horizonte. Que pena mas grande saber que nunca me despertare alli cerca del Velillos, ni de su peña Bermeja. Muero al pensar que jamas vere un atardecer en tus rincones, oliendo a campo y a pueblo, mientras paseo por sus calles, ya no me sentare en el rio abrazado a ella enrredado entre sus cabellos rizados tan, tan bellos, para escuchar el murmullo del agua pasar, ya no amanecera mas en mi corazon.