Nombre del municipio (etimología):
El origen del nombre de El
Padul se remonta a la época
romana, derivándose de la palabra latina palus-paludis y más concretamente de su caso acusativo paludem, que significa
pantano o
laguna, en clara referencia a la laguna de El Padul.
Debido a la ausencia de escritos conocidos que aludan al nombre del
pueblo durante muchos siglos, se desconocen las fases históricas de la evolución de la palabra latina, así como de la aparición del artículo que la precede. En relación a este último punto son dos las posibilidades: (1) que hubiera aparecido directamente de la palabra latina ille que dio origen a los artículos determinados en las lenguas romances, o bien (2) que se adjuntara más tarde teniendo como origen el artículo al del árabe. Independientemente de esta controversia, durante la época nazarita, Ibn al-Jatib ya recoge la palabra Al-Badul (escrito en árabe), con "B" al no existir la "P" en árabe, aunque seguramente se seguiría nombrando con el sonido "P".
El nombre de El Padul, tal y como lo conocemos hoy aparece en los primeros escritos recogidos en castellano en el S. XVI. De estos escritos destacan el archivo de la
Iglesia Parroquial y el Libro de Apeo[1] del año 1571 rescatado por el Padre M. Ferrer. En este último, aparece tanto el nombre completo (... que era de vecinos moriscos del dicho lugar El Padul..., página 126), como con el artículo fusionado con la preposición "de" (... que midió desde la
Fuente del dicho lugar del Padul hasta las viñas..., página 125).
Ya en el siglo XX, con la generalización de las indicaciones viarias, proliferaron las
señales de tráfico con el nombre Padul sin artículo, lo cual ha calado en algunos sectores de población generando una importante controversia sobre cuál es el verdadero nombre del municipio.
A finales del siglo XX tuvo lugar un movimiento cultural donde varios escritores y profesores de
historia paduleños propusieron que el
Ayuntamiento rescatara oficialmente el nombre completo del pueblo. El
fruto de dicho movimiento tuvo lugar en el Pleno del Ayuntamiento celebrado el 18 de diciembre del año 2000, cuando el nombre de El Padul quedó como la nominación oficial del municipio, siendo aprobado por unanimidad de todos los concejales presentes, representando a las cuatro fuerzas políticas que coincidieron en esa legislatura (IU, PP, PSOE y PA).
Prehistoria (Orígenes)
Son numerosos los vestigios encontrados en el municipio que pertenecen a diferentes épocas prehistóricas. Así, destacan los restos de mamut[4] datados en el Pleistoceno Medio, que aparecieron en terrenos de la antigua laguna junto a una de las explotaciones de turba en el año 1982. Las huellas más antiguas de la presencia humana se remontan al Paleolítico Medio, entre las que destacan puntas de flecha y raederas de la cultura Musteriense, que sugieren la existencia de asentamientos de Neandertales repartidos en torno a la laguna y junto a importantes
cuevas del municipio. Más abundantes son los restos del Neolítico, incluyendo vasijas y otros tipos de
cerámica, brazaletes, útiles domésticos y de
labranza.
Historia Antigua
De la época de la dominación romana no existen documentos conocidos que hablen de la existencia del pueblo. Sin embargo, muchos son los restos que indican la importancia que el lugar tuvo en esa época. Dentro del núcleo urbano destaca una
casa particular, conocida como “la Boega”, que tiene en la entrada un
pórtico romano completo formado por dos
columnas y un dintel. En el pago de “las Viñas” y de “los
Molinos”, así como de la “
rambla de la Burra” se han encontrado numerosas tumbas
romanas, llegando a conformar auténticas necrópolis.[5] Sin embargo, el vestigio romano más importante son las
vías excavadas en la
piedra, entre las que destaca la “
Vía ibero-romana del Cerro de los Molinos”, construida para facilitar la comunicación entre la ciudad costera de “Sexi” (Almuñécar) e "Iliberri" (
Granada). Igualmente son de origen romano los molinos que se encuentran en el pago del mismo nombre.
Época musulmana
El
ejército invasor musulmán, dirigido por Tarik Abenziet, libró una batalla junto al barranco de Tablate contra los cristianos que iba persiguiendo, que se habían refugiado en las Alpujarras guiados por el obispo visigodo Otogerio (o Centerio). En esa zona el bando musulmán fue derrotado y se retiró cuatro leguas en dirección a Granada a un lugar muy abundante en
aguas. Estos datos coinciden con el lugar de El Padul por la distancia y por la existencia de una acequia de origen romano que abastecía de
agua a la población de la zona. Ahí pactaron la salida de los cristianos hacia los territorios no sometidos por los musulmanes.
Ya en plena época musulmana, El Padul fue la alquería principal del
Valle de
Lecrín y se consideraba la llave del abastecimiento por el sur de la ciudad de Granada. Las sultanas granadinas tenían grandes extensiones de tierra en El Padul. De hecho, en la actualidad permanece el nombre del "pago de Las Sultanas" para denominar esas tierras.
La antigua mezquita ocupaba el espacio de la nave central de la Iglesia Parroquial y los dos primeros cuerpos de la
torre de dicha iglesia eran el minarete.
En el pago del Arroyo apareció una lápida de un mozárabe que ejecutaron en el año 1150 en época de la dominación almohade
Conquista cristiana y revueltas de moriscos
El Padul fue conquistado a cuchillo por El Zagal, ya que los Reyes Católicos le habían prometido el señorío del Valle de Lecrín. Debido a que El Padul era fundamental para mantener el Reino de Granada, Boabdil volvió a conquistarlo a cuchillo. Finalmente, El Padul fue conquistado por el mismo método por Alonso de Cárdenas, Marqués de Villena, el mes de mayo de 1491, pasando definitivamente a manos cristianas.
Durante la Rebelión de los moriscos en las Alpujarras entre 1568 y 1571, El Padul fue la base de operaciones del ejército cristiano, donde las tropas volvían a reponerse tras las derrotas infligidas por los moriscos y donde se encontraban los banderines de enganche (puntos de alistamiento). La
noche del 22 al 23 de agosto de 1569 hubo una batalla donde 2000 moriscos atacaron El Padul, venidos desde el Valle de Lecrín, de las Alpujarras y de un desembarco procedente de África. Los habitantes del pueblo estaban en sus
casas en lugar guarecidos en el
castillo. Don Alonso de Valdelómar, que era el alcaide de la fortaleza, mandó a un escudero de
Córdoba atravesando las huestes moriscas a pedir socorro a Don Antonio de Luna (hijo de Don Álvaro de Luna), que estaba en la alquería de
Otura, y siguió hasta Granada donde estaba Don Juan de
Austria. En la batalla murieron 30 soldados cristianos, pero no se conoce el número de bajas entre los soldados moriscos. Éstos últimos huyeron cuando vieron llegar los refuerzos cristianos.