Los orígenes de esta localidad son prehistóricos tal y como atestiguan los numerosos restos arqueológicos y
monumentos dolomíticos hallados en él. Habitualmente zona de frontera, conoció pocos períodos de paz duradera en los tiempos de la dominación islámica y sufrió finalmente el hostigamiento de los jinetes castellanos acuartelados en Cazorla, como preámbulo a la definitiva campaña de conquista iniciada por los Reyes Católicos. Fue tomada a finales del siglo XV por las tropas del duque de Gor, que cedió este lugar a su capitán
Pedro Martínez, quien edificó una vivienda a la que dio su nombre y que terminaría aglutinando a las
casas y alquerías de los alrededores, dedicadas todas ellas a la
agricultura. En el siglo XIX, tras la Desamortización de Mendizábal, fue declarado municipio independiente pero mantuvo su nombre.
Tambien existen miles de pedromartineros con historias del
pueblo ya que de manera más reciente formaron parte del mismo y debiéremos poner tinta al tintero y escribir todas esas vivencias anónimas que tanto marcaron nuestras vidas a los que se quedaron y los que emigramos, tenemos tantas cosas que contar....... tal vez este es el principio de la
historia más reciente.
Su
escudo tiene el siguiente significado
Pedro Martínez
De gules (rojo), las dos llaves de oro, puestas en aspa. Partido con el mismo
color, con un martillo, de plata. Al timbre, corona real, abierta. El pueblo en un principio no tuvo escudo heráldico. Por los años setenta del siglo pasado se decidió dotar al
ayuntamiento de un escudo. Tras los trámites pertinentes fue aprobado por el consejo de Ministros el 2-3-1978. El significado que se le dió fue el siguiente: Pedro igual a
San Pedro y por tanto representado por las llaves pontificias y Martínez, que proviene de Martín, es representado por un martillo.
Informe del testamento de María Pretel, esposa de Pedro Martínez (fundador)
María Pretel hace testamento en 1567, fecha en que presumiblemente falleció. Testó en Guadix, ante el escribano Gaspar
Castillo, por entonces vivía en Guadix en el
barrio de Santiago.
Ordena por el testamento que si muere en el Cortijo de Pedro Martínez, sea enterrada en la
Iglesia que fundaron ella y su yerno Juan Rodríguez Cubero y si muere en Guadix, sea sepultado su cuerpo en el
monasterio de San Francisco, en la misma sepultura donde están enterrados sus padres, que acompañen su cuerpo el cura y sacristán de la Iglesia de Santiago, de donde es parroquiana y los hermanos de la Cofradía del Santísimo Sacramento, de la que es cofrade.
Así mismo deja dotación para que se digan misas por su alma en las
iglesias de Santiago, en Pedro Martínez, en la Iglesia de
Santa Ana, en el Monasterio de
Santo Domingo, etc. Que cuando muera, comparezcan doce parroquianos pobres de Santiago (tres hombres y tres muchachas huérfanas, tres mujeres viudas, tres hombres pobres) se vistan de camisas y calzones y medias, calzas, sayos, capas y caperuzas de burel, cofias, así mismo en su cortijo.
También manda dar su soldada (sueldo) a dos huérfanas: Juana y Ana, que tiene a su servicio, además de eso que a Juana le den diez mil maravedís para su casamiento.
Así mismo que su yerno Pablo de Jerez pague a Ana, que fue su sirvienta y ahora del dicho yerno, además de su soldada, otros diez mil maravedís.
Que se digan veinte misas rezadas en la Iglesia de su cortijo, por el ánima de sus padres y de su marido.
Declara que su yerno Juan Rodríguez Cubero, ha sido su fiador en algunas ocasiones, que se pague todo lo que se deba y que luego se reparta entre sus herederos. También declara que tiene dotada a la Cofradía de la limpia Concepción de nuestra señora que está en el monasterio de San Francisco que paga tres mil maravedís.
También tiene otra en el (…) de la Encarnación de Nuestro señor Jesucristo que se paga de limosna cada año cuatro reales y medio, que cuando ella fallezca se den de sus bienes a censo veinte ducados para candelas e incienso.
Que luego que ella fallezca se
compre una casulla de terciopelo del color que le pareciere a sus albaceas, con la caneffa de oro, para su cortijo de Pedro Martínez.
Que así mismo se compre un cáliz de plata que cueste hasta nueve mil maravedís.
Que cuando muera, se tomen cien fanegas de trigo y se pongan en su cortijo a modo de pósito para que se repartan en cuatro veces al año entre los labradores más pobres si los hubiere, y si no los hubiere se den a los parroquianos de la Iglesia, prefiriendo a los familiares a los extraños, los cercanos a los lejanos, y los naturales a los extranjeros.
Deja por patrono para la administración del pósito a su yerno Juan Rodríguez Cubero. Además, que los ornamentos que ella o sus descendientes dieran a la Iglesia de Pedro Martínez, no se llevan fuera de ella ni se utilicen para decir misa en otro lugar.
Que cuando ella muera, sus herederos, para repartir y recibir las tierras de su cortijo, pidan a las personas a las que ella se las tiene arrendadas, que cumplido el tiempo de su arrendamiento, que les pague lo que hubieren…,
Que se paguen a Hernando de
torres nueve ducados.
A su yerno Andrés Gómez, marido de Catalina Martínez, su hija, le dio como dote de casamiento doscientos ducados: ciento veinte cuando se casaron y los otros ochenta se los da después, durante el matrimonio.
Así mismo tiene dado en dote de casamiento a Pablo de Jerez, su yerno, casado con su hija Ana Martínez doscientos ducados: ciento setenta al casarse y después otros treinta de los que otorga carta de dote.
También declara que dio en dote a Juan Rodríguez Cuvero, su yerno, casado con su hija María Pretel otros doscientos ducados en el tiempo en que se casó.
Declara que tiene dos hijas y una nieta monjas: Leonor Pretel, viuda de Luis Chamorro; su hija y su nieta Francisca Pretel, hija de Isabel Martínez; su hija, que están monjas en el Monasterio de Santa Clara de la ciudad de Úbeda. Y María Pretel, su hija, en el Monasterio de San Nicasio de Úbeda. A todas tiene dada dote y ajuar que aparece en un libro encuadernado entre las partidas y hojas que están firmadas al final del escribano Juan de Buendía, que es uno de los testigos instrumentales del testamento.
Que dio a Isabel Martínez, mujer de Lázaro de Siles, al quien su marido le mandó en arras que lo dejaron al tiempo de su muerte.
Declara también que cuando se casó con Pedro Martínez, su marido, llevó en dote veinte mil maravedís y él llevó en arras diez mil maravedís, además trajo de capital en bueyes,
ganado y vestido ochenta o noventa ducados.
Que su Marido Pedro Martínez hacía veinte y dos años que había fallecido (teniendo en cuenta que en la fecha en que testó era 1567, debió morir en 1545) y que en el tiempo en que murió valía su hacienda mil quinientos ducados aproximadamente. Para entonces ya habían casado a alguna de sus hijas, a Leonor, mujer de Chamorro y al quedar viuda ingresó en el
convento. Despúes de muerto Pedro Martínez se casaron las demás hijas. Que tras su muerte su hacienda se había multiplicado. Que después que falleció su marido murió una hija doncella llamada Juana García y le dejó su herencia a ella.
Deja a sus tres hijas casadas y a sus hijas y nieta monjas todos sus bienes y a los descendientes de su
familia.
Pedro Martínez & María Pretel
Hijas:
Leonor Pretel, casada con Luis Chamorro.
Juana (doncella falleció).
María Pretel, casada con Juan Rodríguez Cubero.
Catalina Martínez, casada con Andrés Gómez.
Ana Martínez, Casada con Pablo de Jerez.
Ysabel Martínez madre de Francisca Pretel (nieta)
María Pretel (hija monja)
Testamento de Maria Pretel, esposa de Pedro Martinez..