El viejo que no sabía leer
Después de quedarse solo, animado por
amigos del
barrio, empezó a acudir a una sala de
fiestas del centro de
Madrid para
bailar y conocer alguna dama de su edad, a ser posible un poco más
joven, pero pronto se dio cuenta de que aquello no era lo suyo, que cada sábado por la tarde que se acercaba por el
baile, alguno o alguna ya no estaba. Entonces preguntaba al camarero y este, con voz ronca y mirada ausente, siempre le contestaba lo mismo:
- ¿No se ha enterado usted?
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