Las manos de mi hermano...!
En el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nuremberg, vivía una
familia con varios hijos. Para poner
pan en la mesa para todos, el padre trabajaba casi 18 horas diarias en las
minas de carbón. Dos de sus hijos tenían un sueño: querían dedicarse a la pintura, pero sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia. Después de muchas
noches de conversaciones calladas, los hermanos llegaron a un acuerdo. Lanzarían al aire una moneda,
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