El panadero de la Poya Gorda
Cuentan los ancianos del lugar que en la
calle Elvira, cerca de la Alcaicería, había un
horno común y se encargaba del mismo un tal Pepe, un mozo
joven, corpulento, fornido y de buena presencia, con pies que pisaban un gato y no le se veía ni el rabo, con mejillas sonrosadas, y de carácter
jovial.
En aquel tiempo las
familias amasaban la harina y hacían su
pan en
casa y después lo llevaban las mujeres, para cocer al horno común del
barrio. A cambio, el hornero percibía
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