‘La abeja haragana’
Había una vez una
colmena llenita de laboriosas abejas. Bueno, todas, menos una. De entre todas ellas, había una abejita haragana, a la que le gustaba ir de
flor en flor pero que regresaba cada día con las patitas vacías. La miel que recolectaba, se la comía por el
camino. Y a pesar de pasar todos los días fuera entre las
flores, no llevaba nada de miel a la colmena.
Las abejas guardianas de la colmena, que eran viejas y muy observadoras, se dieron cuenta de que nunca regresaba
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