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PEDRO MARTINEZ (Granada)

Camino a las Erillas y al Mencal
Foto enviada por sensi

Dar gracias por lo bueno y lo malo que nos sucede, es irse reconciliando con la vida.
No es que no nos importe. Es que a veces necesitamos cerrar los ojos, para no ver la realidad..
Buenos días foreros-as... ¡Feliz Domingo!
La leyenda del té’, una sorprendente leyenda china

Cuenta una sorprendente leyenda que hace mucho, pero que mucho tiempo, vivía en China un emperador muy sabio. Era muy querido por todos porque siempre se comportaba de forma noble y justa y miraba por el bien de toda la población. Este emperador se llamaba Shen Nung, y le encantaba leer y aprender todo lo relacionado con la ciencia y la medicina.
Llegó una época en la que muchas personas de su reino comenzaron a enfermar, y él después de mucho pensar, decidió que todos debían beber agua hervida, porque sospechaba que el mal podría estar en la contaminación del agua. Así, mediante un mandato, todos comenzaron a hervir el agua para beber y cocinar.

Al emperador le gustaba mucho salir a la montaña, y en ocasiones, se quedaba allí a comer. Un día, se sentó junto a un precioso arbusto de hojas verdes y ovaladas y flores blancas y aromáticas. Era la planta del té.
Como tenía hambre, el emperador hizo una pequeña hoguera y colocó encima una pequeña cacerola para hervir un poco de agua. Entonces, un suave viento arrancó unas hojas del arbusto y éstas cayeron sobre el agua. El emperador no se había dado cuenta, y al cabo de un rato, comenzó a notar un extraño pero atrayente olor… Al mirar el agua, comprobó que había cambiado de color por culpa de las hojas de aquel arbusto.
El emperador, atraído por la curiosidad, probó aquel líquido y comprobó que no solo estaba delicioso, sino que además le proporcionaba más energía. Ese día, el emperador Shen Nung acababa de descubrir el té. Desde entonces, esta planta comenzó a utilizarse en todo el mundo.

– El té se cambiaba por caballos: ¿Te imaginas a alguien ofreciendo su caballo a cambio de un kilo de té? Pues por sorprendente que parezca, ocurrió. Durante un tiempo, el té era tan valorado y extraordinario que se creó una ruta comercial que atravesaba el Tibet. Allí, se intercambiaba el té chino por caballos tibetanos. Más tarde, también se aceptó como moneda de cambio del té lana, metales preciosos y medicinas. A esta ruta se le llamó ‘la ruta del té’. ... (ver texto completo)
La balanza de plata

En un pueblo de España cuyo nombre nadie recuerda, un pequeño comercio de telas cerró definitivamente y quedó abandonado por sus dueños. Pasó el tiempo y nadie volvió a interesarse por ese local, por lo que poco a poco fue perdiendo el lustre de antaño. Lo que había sido una bonita tienda en sus mejores días, se convirtió en un bajo viejo y oscuro cerrado a cal y canto.

Un día, unos chiquillos que jugaban en la calle se dieron cuenta de que una de las ventanas situadas sobre ... (ver texto completo)
El secreto del rey Maón

Al este de Irlanda, en una provincia llamada Leinster, reinaba hace muchísimos años un monarca llamado Maón. Este rey tenía una rareza que todo el mundo conocía y a la que nadie encontraba explicación: siempre llevaba una capucha que le tapaba la cabeza y sólo se dejaba cortar el pelo una vez al año. Para decidir quién tendría el honor de ser su peluquero por un día, realizaba un sorteo público entre todos sus súbditos.

Lo verdaderamente extraño de todo esto era que quien resultaba agraciado cumplía su tarea pero después jamás regresaba a su casa. Como si se lo hubiese tragado la tierra, nadie volvía a saber nada de él porque el rey Maón lo hacía desaparecer. Lógicamente, cuando la fecha de la elección se acercaba, todos los vecinos sentían que su destino dependía de un juego maldito e injusto y se echaban a temblar

Pero ¿por qué el rey hacía esto? … La razón, que nadie sabía, era que tenía unas orejas horribles, grandes y puntiagudas como las de un elfo del bosque, y no soportaba que nadie lo supiera ¡Era su secreto mejor guardado! Por eso, para asegurarse de que no se corriera la voz y se enterara todo el mundo, cada año le cortaba el pelo una persona de su reino y luego la encerraba de por vida en una mazmorra.

En cierta ocasión el desgraciado ganador del sorteo fue un joven leñador llamado Liam que, en contra de su voluntad, fue conducido hasta un lugar recóndito de palacio donde el rey le estaba esperando.

– Pasa, muchacho. Este año te toca a ti cortarme el cabello.

Liam vio cómo el rey se quitaba muy lentamente la capucha y al momento comprendió que había descubierto el famoso secreto del rey. Sintió un pánico terrible y deseos de escapar, pero no tenía otra opción que cumplir el mandato real. Asustadísimo, cogió las tijeras y empezó a recortarle las puntas y el flequillo.

Cuando terminó, el rey se puso de nuevo la capucha. Liam, temiéndose lo peor, se arrodilló ante él y llorando como un chiquillo le suplicó:

– Majestad, se lo ruego, deje que me vaya! Tengo una madre anciana a la que debo cuidar. Si yo no regreso ¿quién la va a atender? ¿Quién va a trabajar para llevar el dinero a casa?

– ¡Ya sabes que no puedo dejarte en libertad porque ahora conoces mi secreto!

– Señor, por favor ¡le juro que nunca se lo contaré a nadie! ¡Créame, soy un hombre de palabra!

Al rey le pareció un chico sincero y sintió lástima por él.

– ¡Está bien, está bien, deja de lloriquear! Esta vez voy a hacer una excepción y permitiré que te marches, pero más te vale que jamás le cuentes a nadie lo de mis orejas o no habrá lugar en el mundo donde puedas esconderte. Te aviso: iré a por ti y el castigo que recibirás será terrible ¿Entendido?

– ¡Gracias, gracias, gracias! Le prometo, majestad, que me llevaré el secreto a la tumba.

El joven campesino acababa de ser el primero en muchos años en salvar el pellejo tras haber visto las espantosas orejas del rey. Aliviado, regresó a su hogar dispuesto a retomar su tranquila vida de leñador.

Los primeros días se sintió plenamente feliz y afortunado porque el rey le había liberado, pero con el paso del tiempo empezó a encontrase mal porque le resultaba insoportable tener que guardar un secreto tan importante ¡La idea de no poder contárselo ni siquiera a su madre le torturaba!

Poco a poco el secreto fue convirtiéndose en una obsesión que ocupaba sus pensamientos las veinticuatro horas del día. Esto afectó tanto a su mente y a su cuerpo que se fue debilitando, y se marchitó como una planta a la que nadie riega. Una mañana no pudo más y se desmayó.

Su madre llevaba una temporada viendo que a su hijo le pasaba algo raro, pero el día en que se quedó sin fuerzas y se desplomó sobre la cama, supo que había caído gravemente enfermo. Desesperada fue a buscar al druida, el hombre más sabio de la aldea, para que le diera un remedio para sanarlo.

El hombre la acompañó a la casa y vio a Liam completamente inmóvil y empapado en sudor. Enseguida tuvo muy claro el diagnóstico:

– El problema de su hijo es que guarda un secreto muy importante que no puede contar y esa responsabilidad está acabando con su vida. Solo si se lo cuenta a alguien podrá salvarse.

La pobre mujer se quedó sin habla ¡Jamás habría imaginado que su querido hijo estuviera tan malito por culpa de un secreto!

– Créame señora, es la única solución y debe darse prisa.

Después de decir esto, el druida se acercó al tembloroso y pálido Liam y le habló despacito al oído para que pudiera comprender bien sus palabras.

– Escúchame, muchacho, te diré lo que has de hacer si quieres ponerte bien: ponte una capa para no coger frío y ve al bosque. Una vez allí, busca el lugar donde se cruzan cuatro caminos y toma el de la derecha. Encontrarás un enorme sauce y a él le contarás el secreto. El árbol no tiene boca y no podrá contárselo a nadie, pero al menos tú te habrás librado de él de una vez por todas.

El muchacho obedeció. A pesar de que se encontraba muy débil fue al bosque, encontró el sauce y acercándose al tronco le contó en voz baja su secreto. De repente, algo cambió: desapareció la fiebre, dejó de tiritar, y recuperó el color en sus mejillas y la fuerza de sus músculos ¡Había sanado!

Ocurrió que unas semanas después, un músico que buscaba madera en el bosque vio el enorme sauce y le llamó la atención.

– ¡Oh, qué árbol tan impresionante! La madera de su tronco es perfecta para fabricar un arpa… ¡Ahora mismo voy a talarlo!

Así lo hizo. Con un hacha muy afilada derribó el tronco y llevó la madera a su taller. Allí, con sus propias manos, fabricó el arpa con el sonido más hermoso del universo y después se fue a recorrer los pueblos de los alrededores para deleitar con su música a todo aquel que quisiera escucharle. Las melodías eran tan bellas que rápidamente se hizo famoso en toda la provincia.

Cómo no, la destreza musical del arpista llegó a oídos del rey, quien un día le dijo a su consejero:

– Esta noche daré un banquete para quinientas personas y te ordeno que encuentres a ese músico del que todo el mundo habla. Quiero que toque el arpa después de los postres así que no hay tiempo que perder ¡Ve a buscarlo ahora mismo!

El consejero obedeció y el arpista se presentó ataviado con sus mejores galas ante la corte. Al finalizar la comida, el monarca le dio permiso para empezar a tocar. El músico se situó en el centro del salón, y con mucha finura posó sus manos sobre las cuerdas de su maravilloso instrumento.

Pero algo inesperado sucedió: el arpa, fabricada con la madera del sauce que conocía el secreto del rey, no pudo contenerse y en vez de emitir notas musicales habló a los espectadores:

¡DOS GRANDES OREJAS TIENE EL REY MAÓN!

¡DOS GRANDES OREJAS TIENE EL REY MAÓN!

¡DOS GRANDES OREJAS TIENE EL REY MAÓN!

El rey Maón se quedó de piedra y se puso colorado como un tomate por la vergüenza tan grande que le invadió, pero al ver que nadie se reía de él, pensó ya no tenía sentido seguir ocultándose por más tiempo.

Muy dignamente, como corresponde a un monarca, se levantó del trono y se quitó la capucha para que todos vieran sus feas orejas. Los quinientos invitados se pusieron en pie y agradecieron su valentía con un aplauso atronador.

El rey Maón se sintió inmensamente liberado y feliz. A partir de ese día dejó de llevar capucha y jamás volvió a castigar a nadie por cortarle el pelo. ... (ver texto completo)
Entramos la mañana del 27 de enero de 1945. Vimos algunas personas vestidas con harapos. No parecían seres humanos, lucían terrible, eran puro hueso.”
“Si tengo algún mensaje para la siguiente generación sería muy simple: no permitir ni por un segundo que lo que ocurrió durante estos años se repita de nuevo.”
Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército soviético que entró a liberar el campo de concentración de Auschwitz.
Hace 74 años, el 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo salvó del exterminio ... (ver texto completo)
Buenos días foreros-as... ¡Feliz Martes!
Teseo y el Minotauro’, una historia de la mitología griega

Cuentan que hace mucho tiempo, habitaba en la isla griega de Creta un terrible monstruo, que tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro. Era hijo de la reina de Creta y de un toro blanco.

Para esconder a aquel monstruo, habían mandado construir en la isla un laberinto oscuro y tortuoso, del que el nunca podría salir.

El monstruo, al que llamaban debido a su aspecto Minotauro, tenía atemorizados a todos los habitantes de Creta. Para ... (ver texto completo)
Puede que vivir también sea entender que salir de los caminos marcados es el modo de encontrar el propio.
Algún día, cuando mis hijos sean suficientemente grandes para entender la lógica que motiva a las madres, les diré:
"Te amé lo suficiente, como para preguntarte a dónde ibas, con quién, y a qué hora regresarías a la casa. Te amé lo suficiente, como para callarme y dejarte descubrir que tu nuevo y mejor amigo era un patán. Te amé lo suficiente, como para dejarte ver mi ira, mi desilusión y mis lágrimas, pues los hijos también deben entender que no somos perfectas. Te amé lo suficiente, como para ... (ver texto completo)