Verde Ave.
Hace mucho, mucho tiempo, cuando el sol invernal caía en el
valle de Oaxaca y las doradas caléndulas, los tempestuiles, brotaban en la pradera, Gran Jaguar, el rey zapoteca, decidió que su hija debía casarse.
— ¿Quién merecerá a mi hija, la hermosa e inteligente
joven Kesne? —se preguntaba.
Subió por la estrecha
escalera del Templo de los Guerreros. Cuando llegó a lo alto de la pirámide, tuvo una visión de poder tan grande, que sus ojos se cegaron con la luz del día.
— ¡Ya
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