UNA TRISTE REFLEXIÓN ¡Tarifa por llamar a la
puerta!
Una de las
casas donde entrego periódicos tenía el buzón bloqueado, así que llamé a la puerta.
El señor David, un hombre mayor de paso vacilante, abrió lentamente la puerta.
Le pregunté: "Señor, ¿por qué está bloqueado su buzón?"
Él respondió: "Lo bloqueé a propósito".
Él sonrió y continuó: "Quiero que me entregues el periódico todos los días... Por favor, toca la puerta o toca el timbre y entrégalo en persona".
Me quedé perplejo y respondí:
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