El dolor existe, pero depende de donde lo colocamos.
"El viejo maestro pidió a su
joven discípulo que estaba muy triste, que se llenase la mano de sal, colocase la sal en un vaso de
agua y bebiese.
¿Cómo sabe? le preguntó el maestro, fuerte y desagradable respondió el joven aprendiz.
El maestro sonrió y le pidió que se llenase la mano de sal nuevamente. Después, lo condujo silenciosamente hasta un lindo
lago, donde pidió al joven que derramase la sal.
El viejo Sabio le ordenó entonces: bebe
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