La fábula africana La mentira convertida en verdad
Pasaba una hiena cerca de un poblado cuando de pronto se encontró un cabrito muerto.
– ¡Menuda suerte la mía!- dijo contenta la hiena- Será mejor que me coma el cabrito rápido antes de que vengan mis compañeros y me lo quiten.
Así que la hiena tiró del cabrito y lo escondió detrás de unos arbustos, porque no quería que nadie más lo viera. Y justo cuando iba a comenzar el festín, oyó que se acercaba la manada de hienas. Así que dejó el cabrito escondido y salió a su encuentro.
La hiena se puso a eructar, a estirarse y a bostezar.
– Vaya, compañera hiena, ¿Qué te pasa?
– Que me acabo de dar un banquete y me ha entrado sueño. Ahora me iba a dormir.
– ¿Un banquete?
– Sí… resulta que se han muerto muchas de las reses del ganado de este pueblo y han tirado un buen montón de cabritos al basurero. ¡Está lleno!
– ¡Qué buena noticia!, ¡Vamos para allá de inmediato!- dijeron sus compañeras.
Y salieron a tanto correr, que levantaron una polvareda tremenda. Al verlo, la hiena mentirosa pensó:
– ¡Ay, que mi mentira ha debido de convertirse en verdad, porque nunca antes una mentira levantó tal polvareda!
Y diciendo esto, salió corriendo tras ellas, dejando abandonado al cabrito.
No te dejes llevar por lo que crean los demás: La hiena protagonista de esta historia, que inventó una historia para mantener alejadas a sus compañeras de su presa, terminó creyéndose su propia mentira. ¿Sabes por qué? Porque se dejó llevar por los demás. Al ver que la manada entera se creía esa historia, ella misma terminó por creérsela también. Parece increíble, pero esto sucede más veces de las que imaginamos. La mentira es capaz de convencernos aún sabiendo que no es verdad.
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