Elena, una
joven de 22 años, había esperado su graduación universitaria con ansias durante años. Había trabajado duro,
noches sin dormir y sacrificios constantes para ser la mejor en su clase de Medicina.
El gran día finalmente había llegado, y la ceremonia se desarrollaba en un lujoso auditorio, decorado con elegancia y lleno de familiares,
amigos y profesores. La atmósfera estaba cargada de emoción y expectativas.
Entre los asistentes, su
familia ocupaba las primeras filas: su madre, su padre,
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