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PEDRO MARTINEZ (Granada)

La torre Majestuosa vigila el cielo
Foto enviada por sensi

El que pasa el tiempo arrepintiéndose del pasado, pierde el presente y arriesga el futuro.
La parte más difícil no es olvidar el pasado, la parte difícil es olvidar el futuro que imaginaste
Tanta prisa por crecer y luego... te das cuenta que ser niños es la cosa más hermosa del mundo.
En mi silencio descubrí el suave y sutil sonido, de la libertad, un mundo de magia y color donde soy yo, donde nunca dejé de ser yo.
Había una vez un gallo, un gato y un perro que, con gran entusiasmo, le pidieron a un burro que les contara una historia. Este burro, conocido por sus fascinantes anécdotas, accedió gustosamente y comenzó a narrar su relato. En un vasto lago, vivían dos castores que eran muy amigos y siempre compartían los trozos de madera que recolectaban. Con el tiempo, ambos decidieron iniciar sus propios negocios de madera, y al principio, ambos prosperaron. La amistad entre los dos castores se mantenía firme, ... (ver texto completo)
Don Manuel López, un millonario de 78 años, era conocido por su frialdad. Su vida había sido dedicada a los negocios, acumulando una fortuna incalculable, pero siempre al precio de relaciones rotas y un corazón vacío.
Aunque había logrado éxito financiero, su salud se deterioraba rápidamente. Los médicos le habían dado solo un mes de vida debido a una enfermedad terminal, y sabiendo que el final estaba cerca, decidió desaparecer sin dejar rastro.
Una mañana, sin previo aviso, Manuel abandonó su lujosa mansión en la ciudad y se esfumó. Nadie, ni sus abogados ni sus empleados, sabían dónde había ido. Las noticias sobre su desaparición inundaron los medios, mientras sus familiares y asociados esperaban ansiosos la lectura de su testamento, seguros de que serían los herederos de su inmensa riqueza.
Sin embargo, lo que nadie sabía era que Manuel había planeado algo totalmente inesperado. En las semanas previas a su desaparición, había pasado días observando la vida de los menos afortunados desde su coche de lujo, estacionado en callejones oscuros y barrios pobres. En especial, había quedado impactado por un niño que veía todos los días vendiendo dulces en una esquina concurrida. El niño, de unos 9 años, se llamaba David, y vivía solo en la calle desde que sus padres habían muerto en un accidente años atrás.
Un día, Manuel bajó de su coche y se acercó a David. Con su voz ronca, le preguntó:
— ¿Cómo te llamas, muchacho?
—David, señor —respondió el niño, con una sonrisa inocente.
— ¿Tienes familia?
—No, señor, pero no importa. Estoy bien aquí.
La respuesta de David estremeció a Manuel. Aquel niño, sin nada en el mundo, parecía más contento que él, que lo tenía todo. Manuel lo visitó varias veces en la semana siguiente, llevándole comida y ropa. Cada día, la conexión entre ambos se hacía más fuerte. David no tenía idea de quién era ese anciano, solo lo veía como alguien amable que se preocupaba por él.
El día de la desaparición de Manuel, nadie supo que su destino final había sido asegurado. Dejó una carta sellada con su abogado, quien debía abrirla solo una vez que confirmaran su fallecimiento. Cuatro semanas después, la noticia de la muerte de Manuel López sacudió a la ciudad. Pero lo que impactó aún más fue lo que sucedió en la lectura de su testamento.
Familiares, socios y abogados se reunieron en una sala imponente, esperando recibir su parte de la fortuna. Sin embargo, el abogado reveló algo que nadie imaginaba.
—Según el último deseo del señor López, toda su fortuna, valorada en más de 500 millones de dólares, será transferida a un niño llamado David Reyes. Se trata de un niño de la calle que Manuel conoció en sus últimos días —dijo el abogado, dejando a todos en completo silencio.
Las caras de sorpresa y enojo llenaron la sala. ¿Cómo podía un niño callejero, sin ningún lazo con Manuel, recibir semejante herencia? Los murmullos no tardaron en surgir, y varios familiares exigieron impugnar el testamento. Pero la voluntad de Manuel era clara y legalmente impenetrable.
Mientras tanto, David, ajeno a todo el caos, seguía en su rincón de la ciudad, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Al día siguiente, un auto de lujo lo recogió, y fue llevado a una nueva vida llena de oportunidades. En el asiento trasero, encontró una carta con una única frase:
“La riqueza más grande que puedes tener es el amor y la bondad, David. Haz lo que yo no hice, y nunca estarás solo.”
A pesar de su fortuna recién adquirida, David no olvidó sus raíces ni la generosidad que había cambiado su vida. Y así, el millonario desaparecido no solo dejó una herencia, sino un legado de amor y redención, dando al pequeño David algo mucho más valioso que dinero: una nueva oportunidad para vivir con propósito. ... (ver texto completo)
Somos compañeros de viaje, pero ahora más que nunca debemos estar unidos y sin miedo..
En una comunidad habitada por animales, había uno que sobresalía por su astucia. Este era un gallo que disfrutaba de engañar a los demás. Se posaba en la vereda de un camino y, cuando un forastero pasaba en busca de comida y le pedía una dirección, el gallo siempre le daba una indicación errónea. Luego, él mismo se dirigía a buscar la provisión y la guardaba en su almacén. Un día, mientras el sol brillaba en el cielo, una vaca muy hambrienta se acercó al gallo y le preguntó: "Hola, señor Gallo, me ... (ver texto completo)
En el primer día de clase, el profesor de “Introducción al Derecho” entró al aula y lo primero que hizo fue pedir el nombre de un estudiante que estaba sentado en la primera fila:
¿Cuál es su nombre?
Mi nombre es Nelson, Señor.
¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! -Gritó el maestro desagradable.
Nelson estaba desconcertado. Cuando volvió en sí, se levantó rápidamente recogió sus cosas y salió de la habitación.
Todo el mundo estaba asustado e indignado, pero nadie habló.
¡Muy bien! – Vamos a empezar, dijo el profesor.
¿Para qué sirven las leyes? preguntó el maestro – los estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su pregunta:
Para tener un orden en nuestra sociedad.
¡No! – Respondió el profesor.
Para cumplirlas.
¡No!
Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones.
¡No!
¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta?
Para que se haga justicia – una muchacha habló con timidez.
¡Por fin! Es decir, por la justicia.
Y ahora, ¿qué es la justicia?
Todos empezaron a molestarse por la actitud tan vil del profesor.
Sin embargo, continuaron respondiendo:
A fin de salvaguardar los derechos
humanos …
Bien, ¿qué mas? – preguntó el maestro.
Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a aquellos que hacen el bien …
Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta:
“ ¿Actué correctamente al expulsar a Nelson del aula?”
Todos estaban en silencio, nadie respondió.
Quiero una respuesta por unanimidad!
¡No! – Todos contestaron con una sola voz.
¿Se podría decir que he cometido una injusticia?
¡Sí!
¿Y por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para que queremos leyes y reglas, si no tenemos la voluntad necesaria para practicarlas? Cada uno de ustedes tiene la obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a estar en silencio, nunca más!
Vayan a buscar a Nelson, dijo. Después de todo, él es el maestro, yo soy un estudiante de otro período.
Aprendan que cuando no defendemos nuestros derechos, se pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada. ... (ver texto completo)
La vida es un regalo, está circulando en torno nuestro esperando que la descubramos.
Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas.
Nos enseñaron que lo importante es amar a los demás, y es cierto. Pero si no somos capaces de "dejarnos amar", difícilmente amaremos.
No pierdas el tiempo buscando un obstáculo, tal vez no haya ninguno
La primera obligación de una persona es ser feliz, y la segunda, hacer feliz a los demás.
Vivir no es lo importante, triunfar no es nada. Lo importante es saber mantenerse humano.