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PEDRO MARTINEZ (Granada)

El Mencal siempre bello
Foto enviada por sensi

Si las personas conocieran el peso de las palabras, le darían más valor a su silencio.
El tiempo destruye y barre como el viento. Pero él también germina semillas, y hace nacer flores.
Solo hay dos errores que se cometen en el camino a la verdad: no empezar y no llegar hasta el final.
Los amigos son como los libros. No necesitas tener muchos, sino los mejores.
A veces le damos demasiada importancia al pasado y lo convertimos en nuestro eterno presente.
Para de soñar y ponte en marcha para conseguir aquello que anhelas.
Hola María, buen fin de semana, parece que por ahí estáis más fresquitos... besillos.
Nunca es tarde para convertirte en lo que podrías haber sido.
Hola María a pasar un buen día que el tiempo vuela... besillos.
Saber vivir es hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos en el momento en que estamos...
No hay mejor predicador que la hormiga, que no dice nada.
EL LEÓN Y EL MOSQUITO

Cierta vez, un mosquito se acercó a un león y le dijo que no le tenía miedo porque, a pesar de su tamaño, era más fuerte que él. El rey de los felinos, sorprendido por su atrevimiento, se echó a reír, pero el insecto le retó diciendo: «Si crees que puedes ganarme, demuéstramelo». Como quería quitárselo de encima, el león le desafió a un combate. Así, el mosquito hizo sonar su zumbido y atacó al animal picándole muchas veces alrededor de la nariz, donde no tenía pelo que le ... (ver texto completo)
EL CABALLO SALVAJE Y EL JABALÍ

Un caballo salvaje saciaba su sed cada día en un río poco profundo. Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con su hocico y las patas, enturbiaba el agua. El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco. El equino, lleno de ira, fue a buscar a un hombre y le pidió ayuda. «Yo me enfrentaré a esa bestia, pero tú debes permitirme montar sobre tu lomo», dijo el humano. El animal estuvo de acuerdo. Encontraron ... (ver texto completo)
A veces la vida nos detiene los pies, sólo para que descubramos y usemos nuestras alas.
Algunas personas son tan falsas que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que dicen.