LA PERSONA ES EL TEMPLO DE DIOS
Helder Cámara, obispo brasileño, que durante su vida “olió a
oveja” más que nadie, cuenta la siguiente
historia:
“Un día unos feligreses de mi diócesis vinieron a suplicarme que fuera a su
pueblo a celebrar una misa de purificación de su templo, su
iglesia parroquial. ¿Por qué?, les pregunté.
Unos ladrones han saqueado nuestra iglesia, han destruido el sagrario, se han llevado los copones y, al largarse, han tirado por el barro de las
calles las formas consagradas.
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