EL CUADERNO
Cierto día el abuelo se levantó extraño. Esos abrazos y besos repentinos más amorosos, más intensos y más sutiles dados a la abuela, cada mañana antes de marcharse a la
finca, habían despertado en cada miembro de la
casa un cierto grado de extrañeza; y es que el abuelo era cariñoso, pero ahora, lo era en exceso. Se había convertido en un poeta, un romántico sacado de una obra de Shakespeare.
La abuela lo notó, obviamente, mucho más cuando en las tardes lo encontraba escribiendo tantas
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