RAMO DE
FLORES LAVANDA
Subió desde el arroyo, cruzó por entre los
árboles, atravesó la
sombra de estos árboles y en el pequeño rellano, se paró. En la plataforma del terreno en forma de repisa y frente a ellos. Lo estaban esperando y ella, una
joven de tez fina y cara algo redonda, mostraba en sus manos el tupido ramo de florecillas violetas. Todo el airecillo de la mañana se apreciaba cargado del perfume de estas florecillas.
Desde el rellano, frente ellos y parado, los saludó y les dijo:
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