¡DECIMOSEXTA PARTE!... LEYENDAS GRANAINAS... El príncipe Al Kamel. "El torneo, segunda parte"
Remontose de nuevo el pajaro y cruzando por la Alameda, voló hacia donde el príncipe esperaba su regreso. La alegría de Ahmed por haber encontrado el original de su retrato, de haber hallado a su adorada fiel y amantisima, solo pueden concevirla los dichosos mortales que tienen la fortuna de soñar imposibles y convertirlos en realidades. Sin embargo, faltaba algo todavía, para que su regocijo fuera completo, el próximo torneo. Efectivamente, lucían en las riberas del Río Tajo las brillantes armaduras y oianse resonar las trompetas de los varios caballeros y gente de armas, que en arrogantes somatenes se dirigían hacia Toledo para asistir a la ceremonia. La misma estrella que había presidido en el destino del príncipe había también ejercitado su predominio en el de la princesa con el fin de precervarla de la tierna pasión del amor. La fama de su hermosura, sin embargo, fue en aumento por su misma reclusión, varios príncipes poderosos la solicitaron en matrimonio, y su padre, que era rey de extraordinaria prudencia, confió la elección a la destreza de las armas, evitando así, el crearse enemigos, ni se mostraria parcial con alguno. Entre los candidatos rivales había algunos que se habían hecho célebres por su esfuerzo y valor;
¡Que situación aquella para el infortunado Ahmed, que, ni se encontraba armado ni estaba acostumbrado a los ejercicios de la caballería!
¿Habrá príncipe tan desgraciado como yo? -decia--
¡Y para eso he vivido recluido bajo la vigilancia de un filósofo!....
¿De qué me sirve el álgebra y la filosofía en materias de amor?
¡Ay, Eben Bonabben, ¿porqué no te has ocupado de instruirne en el manejo de las armas?
Eso decía, cuando el búho rompió el silencio, empesando su discurso con una piadosa exclamacion, pues era devoto musulmán.
¡Allah Akhar!
¡Dios es grande! --exclamó--
¡En sus manos estan todos los secretos, y el, solo rige los destinos de los principes!
Saved, ¡oh Ahmed! que este país está lleno de misterios que permanecen ignorados para todos, menos para los que, como yo, se dedican al estudio de las ciencias ocultas. Sabed también, que en las montañas vecinas existe una gruta, dentro de la cual, hay una mesa de hierro, y sobre ésta una armadura mágica, encontrándose también allí mismo un encantando corcel, todo lo cual viene pernanesiendo ignorado durante multitud de generaciones.
Mirole el príncipe maravillado, mientras que el búho parpadeando sus grandes y redondos ojos y encrespando sus plumas a manera de cuernos, prosiguió;
Hace ya muchos años, acompañé a mi padre por estos lugares, cuando iba visitando sus Estados. Nos alojamos en esa cueva, y a esto se debe que yo cozca el misterio, es tradicción en nuestra familia, que le oí contar a mi abuelo cuando yo era pequeño, que esta armadura perteneció a cierto nigromante moro que se refugió en esta caverna cuando Toledo cayó en poder de los cristianos, y que el tal musulmán murió allí dejando su armadura, su caballo y sus armas, bajo místico encantamiento, y que, no se podrá hacer uso de ellos, más que por sectarios del profeta, y sólo desde la salida del sol hasta el mediodía. El que los use en ese intervalo vencerá indefectiblemente a todos sus rivales.
¡Vasta!
--exclamó el príncipe --
Busquemos al momento esa gruta....
Fin de la decimosexta parte.
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