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PEDRO MARTINEZ (Granada)

Sobrevive
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LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Décima Parte.

"La fuga de Ahmed"

¡Andad noramala!
--le respondió el búho mostrándose --
¿Soy yo ave que deba ocuparme en amores?... ¿yo, que he consagrado mi vida a la meditación y a los astros?

--No os ofendais distinguido búho --
--le dijo el príncipe -- ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. Ell príncipe Al Kamel. Decimo Primera parte.
"La torre mágica de Sevilla"

Pasó el príncipe la puerta y encontró al poco tiempo la torre mágica que sobresale por encima de las casas del mismo modo que una palmera se eleva sobre la arena del desierto, era, en resumen, la misma torre que existe actualmente conocida con el nombre de La Giralda, la famosa torre morisca de Sevilla.
El príncipe ascendió por una gran escalera de caracol a lo alto de la torre donde encontró al cabalistico ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. ya vamos por la Novena parte.

"El retrato de la princesa"

Día a día esperaba el príncipe el regreso del palomo, más todo en vano. Comenzó ya a acusarle de ingratitud, cuando cierta tarde, a la caída del sol, entró volando repentinamente el ave fidelisima en su habitación y expiró, cayendo a sus pies. La flecha de algún cruel cazador había atravesado su pecho. Con todo, había luchado con agonías de la muerte, hasta dejar cumplida su misión. Inclinose el príncipe ahogado de ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Décima Parte.

"La fuga de Ahmed"

¡Andad noramala!
--le respondió el búho mostrándose --
¿Soy yo ave que deba ocuparme en amores?... ¿yo, que he consagrado mi vida a la meditación y a los astros?

--No os ofendais distinguido búho --
--le dijo el príncipe --
dejad por un tiempo de meditar en las estrellas y ayúdame en mi fuga, y os daré todo cuanto podáis apetecer.

Yo tengo todo cuanto necesito --le replicó el búho -- unos cuantos ratones son suficientes para mi frugal sustento, y este agujero me basta para mis estudios;
¿qué más puede desear un filósofo?

--Acordaos, ¡oh sapientisimo búho!,
qué meientras os pasáis la vida begetando en vuestra celda y observando la luna, todo vuestro tslenkento está perdido para el mundo
Algun día seré soberano y entonces os colocaré en un puesto de honor y dignidad.

El búho, aunque filósofo abtraido de las necesidades ordinarias de la vida, no estaba libre de ambicion, por lo qué aceptó, al fin, en huir con el príncipe, su viéndole de mentor y guía en su perenigracion.

Como los amantes ponen por obra prontamente sus planes de amor, el príncipe cogió sus alhajas y las escondió entre sus vestidos, destinandolas para los gastos del viaje, y aquella misma noche se descolgó con su ceñidor por el ajimez de la torre escalando las murallas exteriores del Generalife, y salvó las montañas antes del amanecer, guiado por el búho.

Deliberó después con su mentor la ruta más conveniente que debían tomar.
--Sí valiese mi parecer --le dijo el búho, yo os recomendaria que fuésemos a Sevilla, pues debéis de saber que fui allí a visitar, hace ya de ésto muchos años, a un búho tío mío, que gozaba de gran dignidad y poderío, el cual habitaba en un ángulo arruinado del Alcázar de aquella ciudad.
En mis salidas nocturnas a la población observé con frecuencia una luz que brillaba en una solitaria torre. Poseme entonces sobre el adarve y vi que procedía de la lámpara de un mago árabe a quien vi rodeado de sus libros mágicos, sosteniendo en el hombro a un viejo cuervo, su favorito que había traído de Egipto. Tengo relaciones con ese cuervo y a él le debo gran parte de la ciencia que poseo. El Mago murió mucho después, pero el cuervo habita todavía en la torre, pues sabido es que esas aves gozan de larga vida. Yo os aconsejo,
¡Oh, príncipe! que busquemos al cuervo, porque es un gran zahori y hechicero y conoce perfectamente la magia negra, por la que son tan renombrados los cuervos, especialmente los de Egipto.

Quedó el príncipe maravillado de la sabiduría que encerraba este consejo, y tomó, por lo tanto, dirección hacia Sevilla.
Caminaba sólo de noche para complacer a su compañero, descansando sólo de día en alguna tenebrosa caverna desmantelada torre, pues el búho conocía todos los escondrijos y guaridas y tenía verdadera pasión por las ruinas.
Al fin, cierta mañana al romper el día, llegaron a Sevilla, donde el búho que abirrecia el resplandor y el ruido de las calles, hizo alto cerca de las puertas de la ciudad, sentando sus reales en el hueco de un árbol....

Fin de la Décima Parte. ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS... El príncipe Al Kamel.. Octava parte.
"El Jardín de la Princesa "

El príncipe era tan razonable, a pesar de su corta edad, que escucho las reflexiones de su tutor sin oponer a ellas la más leve palabra. Además, como profesaba verdadero cariño a Eben Bonabben y no conocía todavía el amor más que teóricamente, consintió en sepultar en lo más hondo de su pecho lo que había aprendiendo antes de dar lugar a que peligrase la cabeza del filósofo.
Su discreción, sin embargo, tuvo ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. ya vamos por la Novena parte.

"El retrato de la princesa"

Día a día esperaba el príncipe el regreso del palomo, más todo en vano. Comenzó ya a acusarle de ingratitud, cuando cierta tarde, a la caída del sol, entró volando repentinamente el ave fidelisima en su habitación y expiró, cayendo a sus pies. La flecha de algún cruel cazador había atravesado su pecho. Con todo, había luchado con agonías de la muerte, hasta dejar cumplida su misión. Inclinose el príncipe ahogado de pena sobre aquel venerable mártir de la fidelidad, cuando notó que tenía una cadena de perlas alrededor de su cuello y pendiente de ella junto a las alas una miniatura esmaltada que representaba el retrato de una hermsossssima princesa en la flor de su juventud. Era, sin duda, la desconocida beldad del jardín, pero;

¿Quien era y dónde residía?
¿Había recibido el billete y enviaba en su lugar este retrato en señal de amorosa correspondiencia?

Desgraciadamente, la muerte del fiel palomo mensajero, dejaba envuelto este lance en el más profundo misterio.
El príncipe miraba absorto el precioso retrato hasta que sus ojos se arrasaron en lágrimas, lo llevaba a sus labios y lo estrechava contra su pecho, mirándole sin cesar con melancolíca ternura;

¡hermosa imagen!
no eres, ¡Ay! más que una imagen, y, sin embargo, tus tiernos ojos parecen que fijarse en mi, tus labios de rosa semejan querer infundirme valor.
¡Vanas ilusiones!..

¿no han mirado nunca del mismo modo a otro rival más afortunado que yo?
¿Donde podré yo encontrar en este mundo el original?
¿Quien sabe cuantos reinos y montañas nos separan y cuántas desgracias nos amenazaran?
¡.. Acaso en este mismo momento se verá rodeada de solicitos amantes, mientras que yo, triste prisionero en esta torre paso y pasaré mis días adorando una fantástica pintura...!

El príncipe Ahmed se decidió a tomar una resolución;

<< huiré de este palacio --dijo-- que me sirve de odiosa prisión, y peregrino de amor, buscaré a esa desconocida princesa por todo el mundo >>

El escaparse de la torre de día cuando todo el mundo se hallaba despierto, era bastante difícil, pero durante la noche el palacio no estaba muy bien guardado, pues nadie sospechaba en el príncipe un atrevimiento de esta clase, cuando siempre se había mostrado contento en ésta cautividad.
¿Y como guiarse para huir entre las tinieblas nocturnas, no conociendo el país?
se acordó entonces del búho, que, como salía a volar de noche, debía de conocer todos los vericuetos y pasos ocultos.
Fue, pues, a buscarle en su agujero y le interrogó a cerca de su conocimiento del país. Al oír esto, el búho le respondió dándose importancia;

"habéis de saber,
¡Oh, príncipe!, que nosotros los búhos somos una familia tan antigua como numerosa;
hemos decaído algo, pero poseemos todavía ruinosos castillos y palacios en toda España, no hay torre en la montaña, fortaleza en el reino ni antigua ciudadela en la población que no sirva de abrigo a algún hermano, tío o primo nuestro. Habiendo hecho un viaje para visitar a mis numerosos parientes, recorrí todos los rincones y escondrijos enterándome de camino de los sitios secretos del país "

Regocijose el príncipe de haber hallado al búho tan profundamente versado en topografía, y le informó, por último, en confianza de su tierna pasión y su proyectada fuga, rogándole al mismo tiempo que le sirviera de consejero.....

Fin de la novena parte. ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel... Séptima parte.

Preguntó el palomo;
¿no hay un gentil ser del otro sexo, una hermosa princesa, una enamorada dama, que haya cautivado tu corazón, que haya agitado tu pecho con un suave conjunto de agradables penas y de tiernos deseos?

Ya empiezo a comprender, dijo el príncipe suspirando, y he experimentado esa inquietud no pocas veces, pero sin saber la causa, más;

¿donde encontraría ese objeto tal y como tú me lo pintas, en esta espantosa soledad?

Prolongose ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS... El príncipe Al Kamel.. Octava parte.
"El Jardín de la Princesa "

El príncipe era tan razonable, a pesar de su corta edad, que escucho las reflexiones de su tutor sin oponer a ellas la más leve palabra. Además, como profesaba verdadero cariño a Eben Bonabben y no conocía todavía el amor más que teóricamente, consintió en sepultar en lo más hondo de su pecho lo que había aprendiendo antes de dar lugar a que peligrase la cabeza del filósofo.
Su discreción, sin embargo, tuvo ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS.. El príncipe Al Kamel... Sexta parte.

...... Retirose el sabio Eben Bonabben aturdido, dejando al príncipe abismado en la más profunda perplejidad. En vano intentaba éste apartar tal idea de su imaginación, pues, persistía aquella sobreponiendose a sus pensamientos, atormentandole y deshaciéndole en vanas conjeturas.

"Seguramente --se decía así mismo al escuchar los armoniosos gorjeos de los pajarillos -- no hay tristeza en esos trinos, sino que, por el contrario, todo es ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel... Séptima parte.

Preguntó el palomo;
¿no hay un gentil ser del otro sexo, una hermosa princesa, una enamorada dama, que haya cautivado tu corazón, que haya agitado tu pecho con un suave conjunto de agradables penas y de tiernos deseos?

Ya empiezo a comprender, dijo el príncipe suspirando, y he experimentado esa inquietud no pocas veces, pero sin saber la causa, más;

¿donde encontraría ese objeto tal y como tú me lo pintas, en esta espantosa soledad?

Prolongose algún tiempo más este coloquio, con lo que la primera lección que recibió el inexperto príncipe, fue del todo completa.

¡Ay, --dijo--,
¡si el amor es tal delicia y su interrupción tal amargura, no permita Allah que yo perturbe el regocijo de los que aman!

Y abriendo la jaula, sacó al palomo y, después de haberlo besado lo puso en la ventana dicuendole;

"vuela, ave feliz, y regocijate con tu amada compañera en los días de tu juventud primaveral,
¿Para qué te voy a tener prisionero en esta solitaria torre donde nunca podrá penetrar el amor?
El palomo agitó sus alas en señal de alegría, describió un círculo en el aire, y voló rápidamente hacia las floridas alamedas del Río Dauro.
Siguiole el príncipe con la vista, quedando después abismado en amargas reflexiones. El canto de los pájaros, que antes le deleitaba, ya le hacía más amarga su soledad.

¡Amor! ¡amor! ¡amor!
¡ah, pobre joven! ¡entonces conoció lo que significaban esos trinos!

Cuando vió al filósofo Eben Bonabben, sus ojos echaban chispas.

¿Por qué me habéis tenido en ésta abyecta ignorancia?
--le dijo duramente--
¿Por qué me habéis ocultado el gran misterio y principio de la vida, cuando lo sabe el más insignificante de los seres?
Observar cómo la naturaleza entera se entrega a estos sueños de delicias, y cómo todas las criaturas se regocijan con su compañera.

¡Éste, éste es el amor que yo quería conocer!
¿Porqué se me prohíbe gozar de él?
¿Porqué se me han deslizado los días de mi juventud sin saber nada acerca de tales delicias?

El sabio Eben Bonabben comprendió que era inútil toda reserva, pues el príncipe conocía ya la ciencia prohibida. Por lo tanto, le reveló las predicciónes que sobre él habían hecho los astrólogos y las precauciónes que se habían tomado en su educación para conjurar la desgracia pronosticada.

Y ahora, príncipe mío --añadió-- mi vida ésta en vuestras manos. En cuanto descubra vuestro severo padre que habéis aprendido al fin lo que es el amor, como estáis bajo mi tutela, sabed que mi cabeza tendrá que responder a vuestra ciencia....

Fin de la séptima parte. ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS... El príncipe Al Kamel.. Quinta parte.

Quedó el príncipe desasonado y perplejo tras las respuestas dadas por sus amigas las aves, pero estimulada cada vez más su curiosidad por la misma dificultad que tenía de poder satisfacerla. Hallándose de tal suerte, acertó al encontrar al guardián de la torre, el príncipe le salió al encuentro con anciedad y le dijo;

" ¡Oh, Eben Bonabben, vos me habéis enseñado la mayor parte de la sabiduría de la tierra, pero hay una cosa de la cual ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS.. El príncipe Al Kamel... Sexta parte.

...... Retirose el sabio Eben Bonabben aturdido, dejando al príncipe abismado en la más profunda perplejidad. En vano intentaba éste apartar tal idea de su imaginación, pues, persistía aquella sobreponiendose a sus pensamientos, atormentandole y deshaciéndole en vanas conjeturas.

"Seguramente --se decía así mismo al escuchar los armoniosos gorjeos de los pajarillos -- no hay tristeza en esos trinos, sino que, por el contrario, todo es ternura y regocijo, si el amor es la musa de tantas calamidades y odios,
¿Porqué estos pájaros están abatidos en la soledad o despedasandose los unos a los otros, y no que están revoloteando alegremente por entre los árboles y regocijándose juntos entre las flores? "

Hallándose cierta mañana recostado el príncipe en su lecho, meditando sobre tan inexorable materia, abierta la ventana de su cuarto para respirar la suave brisa de la mañana, que se elevaba saturada por la fragancia de los naranjos del valle del Río Dauro, dejándose oír débilmente los trinos de los ruiseñores, que seguían cantando sobre el mismo tema. Embebido y suspirando se hallaba nuestro regio cautivo, cuando he hay que oye un revoloteo por el aire, era un hermoso palomo que, perseguido por un gavilán, se entró por la ventana y cayó rendido al suelo, en tanto que su perseguidor, no pudiendo hacerlo presa se fue volando por las montañas.
Levantó el príncipe al ave fatigada, la acarició y abrigó en su seno. Luego que la hubo tranquilizado con sus halagos, la metió en una jaula de oro ofreciéndole con sus propias manos hermoso trigo blanco y agua cristalina. El pobre palomo, sin embargo, no quería comer y permanecía melancólico y triste, exhalando lastimeros quejidos.
¿Que te pasa? --le dijo-- Ahmed, ¿no tienes todo lo que puedes desear?
¡Ay, no! --le replicó el palomo-- me veo separado de mi amada compañera, y en la hermosa época de la primavera, época del amor!
¡Del amor!... --replicó Ahmed--. Ave querida,
¿podrías explicarne que es el amor?
¡Perfectamente príncipe mío!

" El amor es el tormento de uno, la felicidad de dos y la lucha e inemistad de tres;
es un encanto que atrae a dos seres y los une por irresistibles simpatias, haciéndolos felices cuando están juntos, pero desgraciados cuando están separados "

¿Acaso no existe un ser con quién tu te encuentres ligado por ese vínculo del amor?

Si, yo amo a mi anciano maestro Eben Bonabben más que a todos los demás seres, pero suele parecerme con frecuencia fastidioso, y me creo más feliz a veces sin su compañia.
No es ésa la simpatía que yo hablé, yo me refería al amor, el gran misterio y principio de la vida, al sueño exaltado de la juventud, a sombría delicia de la edad madura. Mira a tu alrededor, ¡oh, príncipe! y verás como en ésta deliciosa estación toda la naturaleza está respirando ese tierno amor. Cada ser tiene su compañero, el pajaro más insignificante canta a su pareja, hasta el mismo escarabajo corteja a su amante en el polvo, y aquellas mariposas que ves revoloteando por encima de la torre y jugando en el aire, todos son felices con su amor.
¡Ay, príncipe mío!
¿has malgastado los preciosos días de tu vida sin saber lo que era el amor?....

Fin de la sexta parte. ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Cuarta parte.

Pronto se cansó el príncipe de sus nuevas amistades, cuyos coloquios hablaban tan poco a la cabeza y nada al corazón, por lo cual, poco a poco se fue tornando a su soledad.
Pasó el invierno y tornó la primavera, con sus galas y su verdor, y con ella el tiempo feliz en que llegaron los pájaros para hacer sus exodos y empoyar los huevos.
De repente empezó a oírse en los bosques y jardines del Generalife un concierto general de dulces melodías, ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS... El príncipe Al Kamel.. Quinta parte.

Quedó el príncipe desasonado y perplejo tras las respuestas dadas por sus amigas las aves, pero estimulada cada vez más su curiosidad por la misma dificultad que tenía de poder satisfacerla. Hallándose de tal suerte, acertó al encontrar al guardián de la torre, el príncipe le salió al encuentro con anciedad y le dijo;

" ¡Oh, Eben Bonabben, vos me habéis enseñado la mayor parte de la sabiduría de la tierra, pero hay una cosa de la cual ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Tercer capítulo.

El príncipe, ya había agotado toda clase de conocimientos amenos y en cuanto al álgebra, no había que hablarle de ella ni remotamente. Por fortuna, Eben Bonabben aprendió, cundo estaba en Egipto, aprendió el lenguaje de los pájaros con un rabino judío que lo había recibido a su vez en línea directa del sabio Salomón, cuyo conocimiento aprendió éste de la Reina de Saba. No bien le indicó ese estudio, cuando los ojos del príncipe se animaron ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Cuarta parte.

Pronto se cansó el príncipe de sus nuevas amistades, cuyos coloquios hablaban tan poco a la cabeza y nada al corazón, por lo cual, poco a poco se fue tornando a su soledad.
Pasó el invierno y tornó la primavera, con sus galas y su verdor, y con ella el tiempo feliz en que llegaron los pájaros para hacer sus exodos y empoyar los huevos.
De repente empezó a oírse en los bosques y jardines del Generalife un concierto general de dulces melodías, ... (ver texto completo)
El príncipe Al Kamel.
Segundo. Capítulo.

Por ese tiempo se efectuó un cambio en la manera de ser de nuestro príncipe, abandonó completamente los estudios y se aficionó a pasear por los jardines del Generalife y a meditar al lado de sus fuentes.
Había aprendido entre otras varias cosas, un poco de música, con la cual se deleitaba la mayor parte del día, así como también gustaba de la poesía.
El filosofo Eben Bonabben, se alarmó y trato de contrariar esas nuevas aficiónes explicándole un severo ... (ver texto completo)
LEYENDAS GRANAINAS. El príncipe Al Kamel. Tercer capítulo.

El príncipe, ya había agotado toda clase de conocimientos amenos y en cuanto al álgebra, no había que hablarle de ella ni remotamente. Por fortuna, Eben Bonabben aprendió, cundo estaba en Egipto, aprendió el lenguaje de los pájaros con un rabino judío que lo había recibido a su vez en línea directa del sabio Salomón, cuyo conocimiento aprendió éste de la Reina de Saba. No bien le indicó ese estudio, cuando los ojos del príncipe se animaron ... (ver texto completo)
El príncipe Al Kamel.
Segundo. Capítulo.

Por ese tiempo se efectuó un cambio en la manera de ser de nuestro príncipe, abandonó completamente los estudios y se aficionó a pasear por los jardines del Generalife y a meditar al lado de sus fuentes.
Había aprendido entre otras varias cosas, un poco de música, con la cual se deleitaba la mayor parte del día, así como también gustaba de la poesía.
El filosofo Eben Bonabben, se alarmó y trato de contrariar esas nuevas aficiónes explicándole un severo ... (ver texto completo)
Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
Ya era hora que aprobasen la Ley de tener una muerte digna: Andalucia ha sido la primera en aprobar la Ley de Derechos y Garantias de la Dignidad de las Personas en el proceso de la muerte.

La sanidad pública y privada, estan obligados por Ley atender el deseo del enfermo que rechace tratamientos médicos, que prolongue la vidad de manera artificial.

Pienso que esta Ley para que de cumpla en su totalidad, tiene que transcurrir un largo periodo de adaptación y modificaciones, teniendo en cuenta ... (ver texto completo)
Hola Fina, que tal amanecio por cataluña, aqui hace buen dia
sensi escribele una carta como aquella bes ¿
bueno tu lla sabes a quien aber si te contesta
Hola Fina, que tal amanecio por cataluña, aqui hace buen dia
hola guapa
akl ace sol y nubes pero ace un frio que sete ponen los pelos de punta
Hola Fina, que tal amanecio por cataluña, aqui hace buen dia