Muchas veces hay que mirar la vida tras un lienzo, un cristal o al trasluz de nuestros sentimientos. Sin permitir, que el mundo que nos envuelve, enturbie nuestras decisiones nuestro futuro ni nuestros sentimientos. Por duro que sea lo que tengamos que afrontar. Hay que saber tamizar la luz que los transporta y aprender a mirar por el hueco correcto que nos conducen a ellos.