– ¿Si fueras mi Hada Madrina, qué regalo me harías? –le preguntó la Niña a su Abuela.
–Si fuera tu Hada Madrina, no te daría vestidos ni carruajes –sonrió la anciana a la pequeña–, sino un conocimiento: el del ARTE DE SABER VIVIR.
Para que supieras desde joven que el tiempo pasa y no se recupera, y no lo pases nunca donde no disfrutes o con quien no quieras.
Para que dulcemente entierres el hacha de guerra interna, la búsqueda amarga de la perfección en ti y en lo de fuera, pues hasta el día ... (ver texto completo)
–Si fuera tu Hada Madrina, no te daría vestidos ni carruajes –sonrió la anciana a la pequeña–, sino un conocimiento: el del ARTE DE SABER VIVIR.
Para que supieras desde joven que el tiempo pasa y no se recupera, y no lo pases nunca donde no disfrutes o con quien no quieras.
Para que dulcemente entierres el hacha de guerra interna, la búsqueda amarga de la perfección en ti y en lo de fuera, pues hasta el día ... (ver texto completo)