El suspiro del moro
Aceptada como verdad histórica, cuenta la leyenda que cuando Boabdil abandonó
Granada tras la conquista cristiana, ya fuera de la ciudad, sobre un
mirador que aún existe, volvió la vista a la urbe.
De su boca salió entonces un profundo y amargo suspiro y de sus ojos brotaron lágrimas por aquel paraíso en la tierra.
Fue entonces cuando su madre recriminó su actitud con aquella célebre frase que reza "llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre"