Dos amigos caminaban juntos por las calles de una gran ciudad. Uno de ellos era un joven alemán, acostumbrado al asfalto y a los ruidos de una gran urbe. El otro era un yogui hindú amigo suyo, que estaba de visita. Eran como el día y la noche. Uno llevaba zapatillas deportivas de última moda y una gorra de béisbol. El otro lucía ropas anaranjadas y caminaba descalzo, siguiendo como podía a su amigo.
Antes de cruzar un semáforo el yogui cogió a su amigo del brazo y le dijo: «Escucha atentamente.... Todo el mundo quisiera vivir largo tiempo, pero nadie querría ser viejo. Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia. Aprender sin reflexionar es malgastar la energía. Cuando decides seguir tu camino, no cometes errores, aprendes lecciones.