Un importante catedrático universitario se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo: se sentía ansioso, infeliz y si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda cuan su vanidad. En un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como remedio a su angustia. Ya había oído decir que el zen era una buena medicina para el espíritu.... A quien se queja de las dificultades, los problemas y las decisiones difíciles, esto digo: las tierras fértiles nacen de incendios y lluvias. El fracaso es parte de la vida; si no fracasas, no aprendes, y si no aprendes, no cambias. No temas equivocarte, errar es humano aceptar la equivocación y corregir es de inteligentes. Es mejor tropezar con los pies que con la lengua.