Cuando las máscaras se caen, aprendes a darle a cada persona el valor que se merece. Aprendamos a mostrar nuestra amistad a la gente durante su vida y no después de muertos. Nuestros miedos son mucho más numerosos que los peligros reales que corremos. Sufrimos mucho más por nuestra imaginación que por la realidad. Por suerte no somos todos iguales, miramos la misma cosa y vemos cosas diferentes. Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este mundo.