Todo el mundo quiere felicidad sin dolor, pero no se puede tener un arcoíris sin un poco de lluvia. Las palabras pueden ser muy bonitas pero si no van acompañadas de hechos, no valen nada. CUANDO SE CIERRA LA CASA DE LOS ABUELOS
Uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de la casa de los abuelos, y es que, al cerrarse esa puerta, damos por finalizados los encuentros con todos los miembros de la familia, que en ocasiones especiales cuando se juntan, enaltecen los apellidos, como si de una familia real se tratase, y llevados siempre por el amor a los abuelos, cual bandera.
Cuando cerramos la casa de los abuelos, damos por terminado... Las preocupaciones acaban por comerse unas a otras, y al cabo de diez años, se da uno cuenta de que se sigue viviendo. Cuando las máscaras se caen, aprendes a darle a cada persona, el valor que se merece, e incluso ignorarla, para siempre.