"Había una vez un pincel que era la admiración de todos los demás lápices, pinceles y crayones, puesto que con él habían sido pintados los cuadros más hermosos que habían salido de ese taller. Cuando el pintor tenía que realizar una obra de calidad o un trabajo muy importante, siempre acudía a él, puesto que sus suaves cerdas eran las que más finos y delicados trazos imprimían sobre el lienzo, y le daban un toque especial a cada detalle de la obra. Esto llenaba de orgullo a nuestro... La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla. La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta. La sociedad sería una cosa hermosa si se interesaran los unos por los otros. Muestra siempre tu lado más amable, así contagias a quien tengas cerca.