No se recoge lo que se siembra.
No es cierto. Sólo recogemos lo que nos importa, siempre. Y siempre llega la noche a acariciar nuestros sueños y a decirnos que a pesar de todo... mañana será otro día. En todas partes los más fuertes han hecho las leyes y han oprimido a los débiles. El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños. El mundo está para ser explorado y las fronteras para traspasarlas.