El sultán estaba desesperado por no encontrar un nuevo recaudador.
- ¿No hay ninguna persona honesta en este país que pueda recaudar los impuestos sin robar dinero? -se lamentaba. Acto seguido llamó a su consejero más sabio y le explicó el problema.
-Anunciad que buscáis un nuevo recaudador, Alteza -dijo el consejero-, y dejadme a mí el resto.
Se hizo el anuncio y aquella misma tarde la antecámara del palacio estaba llena de gente.
Había hombres gordos con trajes elegantes, hombres delgados... Lo que es para uno con el tiempo va llegando y lo que no él mismo tiempo se lo va llevando. La amabilidad es un lenguaje que los ciegos pueden ver y los sordos pueden escuchar. Si pasas tiempo con los animales corres el riesgo de volverte mejor persona.. Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.