Se decía que en una aldea en Etiopía, un hombre y una mujer, viudos, aunque jóvenes, deciden formar juntos una nueva familia. Pero hay un problema, el hombre tiene un hijo de corta edad, que no ha superado aún la muerte de su madre. Ésta le prepara los platos especiales, le confecciona bonitas prendas y se comporta, siempre amablemente con él, pero el niño, ni siquiera le dirige la palabra.
La mujer acude al hechicero:
- ¿Qué puedo hacer para que mi hijo me acepte como madre?-
-Me has de traer... Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo.