Unas grullas se pasaban el día escarbando sobre terrenos en los que, recientemente, un labrador había sembrado trigo.
Al darse cuenta de la fechoría, el labrador decidió asustarlas y ahuyentarlas para siempre haciendo ver que les disparaba con una honda vacía.
La artimaña funcionó, pero al poco tiempo, las aves se dieron cuenta de que se trataba de un simple truco y, sin ningún temor, siguieron escarbando y comiendo trigo en presencia del propio labrador.
Un día, harto... En algunos momentos, la voz del mar es la única que merece la pena escuchar. Buenas noches Antonia, feliz descanso, hasta mañana, si Dios quiere.. Un besillo. Buenos días foreros-as... ¡Feliz Martes! Dentro de lo que es la vida, lo que más me gusta es esa costumbre de inventar motivos para vivirla.