Después de ganar varias competencias de tiro al blanco, el joven y presumido campeón, desafió a un maestro del Zen famoso por su habilidad como arquero. El joven demostró una habilidad técnica muy buena cuando impactó el centro del blanco en su primer intento.
Su segundo tiro era igual de perfecto y dijo al anciano:
- ¡Allí lo tiene! ¿Vea si puede igualar eso?
Imperturbado, el maestro no sacó su arco. Le hizo un gesto para que lo acompañara a la montaña.
Curioso... Quien haya conocido el dolor ha aprendido dos cosas: a defenderse de él y a respetar a los demás. Ningún viento puede ser favorable para el marinero que no sabe dónde ir.. Aprende a cargar con lo que te gusta y con aquello que a ratos se hace difícil. Así aprenderás a caminar... La peor mentira se esconde bajo el silencio.