Escribir es un oficio que se aprende escribiendo. La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes. La experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su lengua. Estamos esperando y ese es el problema, que poca gente recuerda que también hay que ir.