Había una vez un anciano que vivía en un pueblo. Todos los habitantes lo evitaban, ya que tenía la mala fama de estar siempre de mal humor. Los niños temían pasar por el frente de su casa, e incluso los adultos recelaban al desearle los buenos días.
Los habitantes más longevos del pueblo aseguraban que desde siempre mantuvo esta actitud. Su amargura, odio y resentimiento superaba su carácter; ya que su casa, su césped e incluso sus vecinos también asimilaban este tono lúgubre.
Lo... Buenas noches Sensi que descanses un abrazo. Buenas noches Antonia. hasta mañana si Dios quiere. un abrazo. Antonia buenas noches. hasta mañana. un abrazo. El pensamiento está libre de impuestos.