El único deber del hombre es andar siempre adelante. No escogemos nuestras vidas, pero si decidimos que hacer con las alegrías y las tristezas que recibimos. No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir. Perdona a tus enemigos, pero jamás olvides su nombre. Un padre anciano barría su casa con gran ánimo, al preguntarle porque su alegría me dijo:
Mi hija me ha llamado y me dijo que va a venir a visitarme y por eso estoy arreglando mi casa. Que bien le dije, me la saluda y que pase un buen momento, al día siguiente cuando volví a pasar por el mismo lugar encuentro al anciano un poco triste y al preguntarle como fue la reunión con su hija esto me contesto, no vino ayer; ni hoy tampoco, creo que solo quería saber si aún sigo vivo.
En verdad esto me dejo...