En el pueblo donde vivía el maestro Hakuin, una joven se quedó embarazada. Su padre la presionó para que revelara el nombre de su amante y, al final, para escapar del castigo, la joven dijo que era Hakuin. El padre no dijo nada más, pero cuando nació el niño se lo llevó a este.
–Parece que este es tu hijo–dijo, añadiendo toda clase de insultos.
– ¿Ah sí?–contestó, cogiendo al bebé entre sus brazos.
A partir de ese momento, a donde quiera que iba, llevaba al bebé con él, envuelto... Con un poco de imaginación puedes vivir fácilmente toda tu vida en una tarde.