Un hombre salió de su casa una mañana y gritó: « ¡Estoy a disposición de quien quiera emplearme!». En ese instante, pasaba el rey en su carroza. «Te tomo yo a mi servicio y, en compensación, te daré parte de mi poder», le dijo. Pero el joven no sabía qué hacer con ese poder y se fue. «Estoy disponible. ¿Quién me quiere?», volvió a gritar. Un viejo le paró y le dijo: «Te tomo para mis negocios. Y te compensaré con rupias». Pero el joven no sabía qué hacer con su dinero y se fue.... Ninguna culpa se olvida mientras la conciencia lo recuerde. Cuanto menos se sabe, más fácil es vivir. El saber hace libres, pero también infelices. Cada quien sabe lo que esconde, el porque lo esconde y sus razones tendrá. El sabio nos advierte que la vida es tan sólo una gota de rocío en una hoja de loto.