pepi, no gastes mucho, que dicen que hay crisis, y los comercios estan a rebosar,
me acuerdo cuando ivamos a ca la gomi y comprabamos una gorda de pipas y nos
hacia un cartucho de papel de traza y lo llenaba, entraban más pipas que ahora
por un euro. un besillo.
me acuerdo cuando ivamos a ca la gomi y comprabamos una gorda de pipas y nos
hacia un cartucho de papel de traza y lo llenaba, entraban más pipas que ahora
por un euro. un besillo.
sensi yo yba al quiosco dela pepa del ten dero y le canviaba
un huebo por una renque
cojia el huebo de mis gallinas ylo acanviaba
porque yo hera una niña eacuchimiza yno queria comer
y mi madre medejaba can viarlo hosino no conia
megustaban los arenques pero no los caramelos ni los dulces
tiene gracia en aquellos tienpos tener una niña delicada
un huebo por una renque
cojia el huebo de mis gallinas ylo acanviaba
porque yo hera una niña eacuchimiza yno queria comer
y mi madre medejaba can viarlo hosino no conia
megustaban los arenques pero no los caramelos ni los dulces
tiene gracia en aquellos tienpos tener una niña delicada
En aquella época, Josefina, ¡cuántos aranques se consumian! ¡Y habas!: Habas puse el lunes, habas puse el martes, el miércoles habas y el jueves guisantes...
¿Recuerdas esta canción? Y ahora ¿Qué podría yo narrar sobre la especie "Clupea harengus", o séase sobre el "arenque"? Primero, haré de este pez una descripción; luego, narraré una anécdota muy habitual en el Pedro Martínez de la posquerra. Aranque: pez teleósteo, de unos 25 cm. de longitud, cuerpo comprimido, boca pequeña, dientes visibles en las dos mandíbulas, aletas ventrales estrechas, y color azulado por encima, plateado por el vientre, y con una raya dorada a lo largo del cuerpo en la época de la freza (léase desove) De la raya dorada, olvídate, ni tu ni yo la llegamos a ver porque no éramos marineros sino gente de tierra adentro, tierra de secano para más hinri en la que sólo se criaban ranas en las charcas de Rambla Seca o en la balsa de Repelón. Pero no me digas que los otros detalles físicos del arenque los has olvidado porque eso es imposible después de los sucesivos empachos de arenques que comprabas en el quiosco de mi prima Pepa del Tendero. ¡Ay, el aranque, para tí una golosina! ¡Tiempos aquellos en que no muy lejos del quiosco, dicho sea de paso, Mónito, nuestro entrañable amigo Mónito y padre de nuestra contertuliana Rosa Mari, iba de un lado a otro de la plaza con su rico helao mantecao...!
La anécdota anunciada era que entre todos los humildes braceros de nuestro pueblo, había uno - ¿el más mísero quizás- que acudía a diario al tajo de escarda llevando por comida un tristísimo "Clupea harengus", en cristiano "arenque". El buen hombre lo exponía al sol mojando un coscurro de pan en la sombra que el pececito de dientes de rata proyectaba, sombra, por cierto, alargada como la del ciprés. Luego guardaba su resalado pececillo con mucho esmero en su raída mochila. Al día siguiente, la misma ceremonia, y al siguiente, y al siguiente... Como las habas: el lunes, el martes, el miércoles y... y... Bueno podriamos acabar invitando a mi pariente Manolor a repetir lo del otro día: y "que se jodan los ricos por comerse los jamones". Triste estampa esta de postguerra...
Hasta luego.
Pepemg
¿Recuerdas esta canción? Y ahora ¿Qué podría yo narrar sobre la especie "Clupea harengus", o séase sobre el "arenque"? Primero, haré de este pez una descripción; luego, narraré una anécdota muy habitual en el Pedro Martínez de la posquerra. Aranque: pez teleósteo, de unos 25 cm. de longitud, cuerpo comprimido, boca pequeña, dientes visibles en las dos mandíbulas, aletas ventrales estrechas, y color azulado por encima, plateado por el vientre, y con una raya dorada a lo largo del cuerpo en la época de la freza (léase desove) De la raya dorada, olvídate, ni tu ni yo la llegamos a ver porque no éramos marineros sino gente de tierra adentro, tierra de secano para más hinri en la que sólo se criaban ranas en las charcas de Rambla Seca o en la balsa de Repelón. Pero no me digas que los otros detalles físicos del arenque los has olvidado porque eso es imposible después de los sucesivos empachos de arenques que comprabas en el quiosco de mi prima Pepa del Tendero. ¡Ay, el aranque, para tí una golosina! ¡Tiempos aquellos en que no muy lejos del quiosco, dicho sea de paso, Mónito, nuestro entrañable amigo Mónito y padre de nuestra contertuliana Rosa Mari, iba de un lado a otro de la plaza con su rico helao mantecao...!
La anécdota anunciada era que entre todos los humildes braceros de nuestro pueblo, había uno - ¿el más mísero quizás- que acudía a diario al tajo de escarda llevando por comida un tristísimo "Clupea harengus", en cristiano "arenque". El buen hombre lo exponía al sol mojando un coscurro de pan en la sombra que el pececito de dientes de rata proyectaba, sombra, por cierto, alargada como la del ciprés. Luego guardaba su resalado pececillo con mucho esmero en su raída mochila. Al día siguiente, la misma ceremonia, y al siguiente, y al siguiente... Como las habas: el lunes, el martes, el miércoles y... y... Bueno podriamos acabar invitando a mi pariente Manolor a repetir lo del otro día: y "que se jodan los ricos por comerse los jamones". Triste estampa esta de postguerra...
Hasta luego.
Pepemg