Fino pañolón tejido
por Dios para su recreo.
Relieve de camafeo
desde el cielo desprendido.
Clavel moreno encendido
con que España se engalana:
Eres tú la flor temprana
que el sol besa en su delirio,
y eres jazmín y eres lirio
por ser mora y ser cristiana.
Ocho rosas van prendidas
sobre tus lindos crespones.
Ocho son los corazones
que laten por darte vida.
Ocho son las que reunidas
se nutren del mismo amor,
y ocho son las que al calor
del tronco donde florecen
son las mismas que te ofrecen
el ramillete mejor.
Don Gonzalo vela austero
tu sueño, Córdoba mora,
mientras la guitarra llora
por un pintor y un torero.
Con un sabor de romero
baja de la sierra el viento
recogiendo el sentimiento
de una copla, que al nacer.
tomó forma de mujer
y se perdió en un lamento.
Cubierta con la mantilla,
negra cual la misma pena,
cuando ve a la Macarena
la Giralda se arrodilla.
y cuando mezcla Sevilla
la plegaria con la flor,
la saeta y el dolor,
con temblor de escalofrío
se queda suspenso el río
amansando su furor.
Cádiz luce su figura
en medio de un mar de plata
y el mismo mar la retrata
cuando la luna fulgura.
Envuelta con la blancura
que la salina provoca,
Cádiz, con un ansia loca,
va cantando en un tanguillo.
"Llevo clavado un cuchillo
sobre mi más firme roca".
Málaga la pregonera.
La que lanza sus pregones
fundiéndo1os con canciones
de la salsa callejera.
Má1aga azul, marinera
Garbo de barco velero.
Perfume de limonero.
Perla que besan las olas
y arrullan las caracolas
cuando asoman los luceros.
Un fandango junto al río.
Cordones de peregrinos.
Huelva traza en sus caminos
un solo nombre: ¡Rocio!
Espuma de un mar bravío
dibujando tres estelas.
La blancura de tres velas
rizando el amanecer
y un corazón de mujer
fundido en tres carabelas.
El aire teje en el monte
encajes para la Alhambra,
mientras que ritmos de zambra
se escapan del Sacramonte.
Pintada en el horizonte
con manto de desposada,
se empina Sierra Nevada
y cual amoroso envío,
engarza un beso en el río
y se lo manda a Granada.
También la sierra te envía
un beso en la brisa leve
y su blancura de nieve
te va envolviendo, Almería.
Aunque la tenaz sequía
te produce sinsabores,
a costa de tus sudores,
que la tierra va empapando,
vas tus frutos madurando
y vas recogiendo flores.
La copla en el olivar
se va perdiendo a lo lejos.
¡Ay, Virgen de Linarejos,
y qué bien suena al pasar!
"Nadie la sabe cantar"
así la copla decía,
y Jaén que la sabia
la refundió en su garganta
y el aire de una taranta
cruzó por la serranía.
Saeta, peina, mantilla.
Copla, guitarra, dolor.
Sierra, monte, río, flor
y un cielo de maravilla.
Granada, Cádíz, Sevilla,
Huelva, Jaén, Almería
Córdoba en su serranía
y Málaga misteriosa
pintaron las ocho rosas
del ramo de Andalucía.
por Dios para su recreo.
Relieve de camafeo
desde el cielo desprendido.
Clavel moreno encendido
con que España se engalana:
Eres tú la flor temprana
que el sol besa en su delirio,
y eres jazmín y eres lirio
por ser mora y ser cristiana.
Ocho rosas van prendidas
sobre tus lindos crespones.
Ocho son los corazones
que laten por darte vida.
Ocho son las que reunidas
se nutren del mismo amor,
y ocho son las que al calor
del tronco donde florecen
son las mismas que te ofrecen
el ramillete mejor.
Don Gonzalo vela austero
tu sueño, Córdoba mora,
mientras la guitarra llora
por un pintor y un torero.
Con un sabor de romero
baja de la sierra el viento
recogiendo el sentimiento
de una copla, que al nacer.
tomó forma de mujer
y se perdió en un lamento.
Cubierta con la mantilla,
negra cual la misma pena,
cuando ve a la Macarena
la Giralda se arrodilla.
y cuando mezcla Sevilla
la plegaria con la flor,
la saeta y el dolor,
con temblor de escalofrío
se queda suspenso el río
amansando su furor.
Cádiz luce su figura
en medio de un mar de plata
y el mismo mar la retrata
cuando la luna fulgura.
Envuelta con la blancura
que la salina provoca,
Cádiz, con un ansia loca,
va cantando en un tanguillo.
"Llevo clavado un cuchillo
sobre mi más firme roca".
Málaga la pregonera.
La que lanza sus pregones
fundiéndo1os con canciones
de la salsa callejera.
Má1aga azul, marinera
Garbo de barco velero.
Perfume de limonero.
Perla que besan las olas
y arrullan las caracolas
cuando asoman los luceros.
Un fandango junto al río.
Cordones de peregrinos.
Huelva traza en sus caminos
un solo nombre: ¡Rocio!
Espuma de un mar bravío
dibujando tres estelas.
La blancura de tres velas
rizando el amanecer
y un corazón de mujer
fundido en tres carabelas.
El aire teje en el monte
encajes para la Alhambra,
mientras que ritmos de zambra
se escapan del Sacramonte.
Pintada en el horizonte
con manto de desposada,
se empina Sierra Nevada
y cual amoroso envío,
engarza un beso en el río
y se lo manda a Granada.
También la sierra te envía
un beso en la brisa leve
y su blancura de nieve
te va envolviendo, Almería.
Aunque la tenaz sequía
te produce sinsabores,
a costa de tus sudores,
que la tierra va empapando,
vas tus frutos madurando
y vas recogiendo flores.
La copla en el olivar
se va perdiendo a lo lejos.
¡Ay, Virgen de Linarejos,
y qué bien suena al pasar!
"Nadie la sabe cantar"
así la copla decía,
y Jaén que la sabia
la refundió en su garganta
y el aire de una taranta
cruzó por la serranía.
Saeta, peina, mantilla.
Copla, guitarra, dolor.
Sierra, monte, río, flor
y un cielo de maravilla.
Granada, Cádíz, Sevilla,
Huelva, Jaén, Almería
Córdoba en su serranía
y Málaga misteriosa
pintaron las ocho rosas
del ramo de Andalucía.