Hola Isabel, Paquita y Pepa:
Deciros que podéis venir a
casa, en
Pedro Martínez, con toda libertad. Es más: si vais por el
pueblo y yo no estoy, con toda la confianza del mundo le pedís la llave a Eduardo de Ramón Patafinas, cuñado de mi hermana Dolores, y os vais a verla. El día que vinisteis, sentí mucho no poder salir a recibiros de inmediato. Aunque no tardé mucho, llevabais prisa, me dijiste, Isabel. No sé si después volvisteis y yo no estaba. Es que este
verano he parado poco en el pueblo.
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