Ahondar en nuestras raíces pedromartineras es muy gratificante, principalmente para quienes un día salimos de nuestro pueblo en busca de nuevos horizontes... Físicamente nos encontramos lejos de nuestra pueblo natal, pero una cosa es bien cierta: nuestros corazones, al partir, quedaron enganchados al terruño como las alcaparras a la roca en las Panderas. A ver si os acordáis de este juego de pelota:
San Isidro Labrador,
muerto lo llevan en un serón,
El serón era de paja,
muerto lo llevan en una caja.
La caja era de pino,
muerto lo llevan en un pepino.
El pepino era zocato,
muerto lo llevan en un zapato.
El zapato era de un viejo,
muerto lo llevan en un pellejo.
El pellejo era de aguardiente,
el muerto lo llevan a casa del tío Vicente.
El tío Vicente no estaba allí,
míralo por allí.
Mirad, mirad allí arriba,
hay un letrero que dice:
corred, corred, zagales
que vienen los municipales
San Isidro Labrador,
muerto lo llevan en un serón,
El serón era de paja,
muerto lo llevan en una caja.
La caja era de pino,
muerto lo llevan en un pepino.
El pepino era zocato,
muerto lo llevan en un zapato.
El zapato era de un viejo,
muerto lo llevan en un pellejo.
El pellejo era de aguardiente,
el muerto lo llevan a casa del tío Vicente.
El tío Vicente no estaba allí,
míralo por allí.
Mirad, mirad allí arriba,
hay un letrero que dice:
corred, corred, zagales
que vienen los municipales