AQUELLAS VERBENAS
Rompía el profundo silencio,
de aquel pueblecito olvidado,
una suave y dulce música,
bajo un cielo estrellado.
Brillaban las estrellas,
despacio caminaba la luna,
la media noche pasaba,
los enamorados sin pausa,
el uno al otro se arrullaban.
Era cálida la noche,
el embrujo invita a soñar,
abrir el ser al universo,
dejar el espíritu volar.
Sin darte cuenta descubres,
que nadas sobre la paz,
que te mueves en el tiempo,
hacia adelante y hacia atrás.
Es el infinito de lo pequeño,
la grandeza de lo sencillo,
el poder de la humildad,
la ingenuidad del niño,
y su capacidad de soñar.
DOKAMO
Rompía el profundo silencio,
de aquel pueblecito olvidado,
una suave y dulce música,
bajo un cielo estrellado.
Brillaban las estrellas,
despacio caminaba la luna,
la media noche pasaba,
los enamorados sin pausa,
el uno al otro se arrullaban.
Era cálida la noche,
el embrujo invita a soñar,
abrir el ser al universo,
dejar el espíritu volar.
Sin darte cuenta descubres,
que nadas sobre la paz,
que te mueves en el tiempo,
hacia adelante y hacia atrás.
Es el infinito de lo pequeño,
la grandeza de lo sencillo,
el poder de la humildad,
la ingenuidad del niño,
y su capacidad de soñar.
DOKAMO