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PEDRO MARTINEZ: MUJERES DE PEDRO MARTINEZ EN LA CARCEL...

MUJERES DE PEDRO MARTINEZ EN LA CARCEL
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CUARTA Y ULTIMA PARTE
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Antonia fuerte y dura, sin dejar de comportarse alegremente y tierno en momentos adecuados, estaba habituada a la orden propio de la militancia de una organización con disciplina rígida. También acostumbrada a dirigir, de forma espontánea y franca asumió entre las compañeras la tarea de mantener esta necesaria fortaleza. Así, con un talante natural y al mismo tiempo con autoridad, gobernó las tareas para ordenar y limpiar las habitaciones y poner paz entre las reclusas cuando surgía algún conflicto. Hasta el punto de que, al pasar los días, fueron los dirigentes de la cárcel a los que se lo otorgaron la responsabilidad sobre la brigada a la que pertenecía.

"Yo estaba en la Brigada nº.6, y la verdad a mí me ha" gustazo "el orden, Porque yo he" pensao "que estaba recluida y que yo que estaba allí por algo más, tenía que cumplir. Siempre me ha "gustazo" el orden, aúnque he Sido revolucionaria, pero yo he "estao" sometida a unas leyes en una prisión y hay que acatarlas ¿no comprender?
Echaron en libertad a la encargada de la Brigada no. 6 y ¡ve por dónde!, Sor Matilde, las dice, que yo le gusto y ¿qué tal me llevaba yo en la brigada? Pues la encargada le Dijo que yo me comportaba muy bien, que yo a la hora de echar mi petate ¡ya ves tú! un trocito así que teniamos de meter el colchón. Y Había unas peleas, Porque, ¡yo no puedo meter aquí, la otra no puedo meter allí! Y yo siempre procuraba decir ": ¡Bueno pues ya lo apañaremos! Pero no nos jaleemos que luego vienen las monjas y nos ponen como un guiñapo. Nos dicen rojas y malas ¡Vamos a que se quedan con las ganas de que nos digan esas cosas! Y vamos, que somos Todas mayores ya, y somos Todas personas para saber lo que... ¡En fin! Yo no queria jaleos ¿A ver si me comprender? Total, que le dierón buenos informes y que me pusieron de delegada de la brigada de mujeres, allí en la oficina. Yo tengo fotografías, de Todas las Muchachas de la oficina, eran dos oficinas.
Cuando me llaman y me dicen que me llama el director. Y me Dijo que me redime, que me Pasaban dos días por uno. Allí me presenta el director [a las compañeras de presidio] y la monja: que yo era una autoridad allí en la prisión y que a mí me habían de respetar como a una hermana ".

En los recuerdos de la Antonia reconocemos lo que en Solé i Sabaté, señalaba sobre la vida militarizada de las cárceles franquistas. Reclusión y represión que, sin embargo, tenían grietas porque el mismo lugar que los presos ocupaban podía aliviar la propia situación. "La razón es muy simple: los cargos que ocupan y la solidaridad general entre los vencidos permiten transgredir muchas normas que la masificación general y la falta de funcionarios hacen imposible cumplir. Los presos presentan una resistencia interna general casi todo: detrás de esto hay una organización suya que gana en eficacia por el hecho de ser los intermediarios entre las órdenes directivas y los que las tienen que ejecutar ". Esto vale para las mujeres de Pedro Martínez en las cárceles.

Pero no olvidemos las que no salieron.

Antonia Valle, nacida en 1920, entrevistas realizadas