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PEDRO MARTINEZ: Carmen, del Toño del Gavilla ...

Carmen, del Toño del Gavilla
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En 1950 el marido de Carmen, 3, acompañado de su hijo mayor, va a los Pirineos en busca de trabajo, “porque en Pedro Martínez no había vida ninguna”. Más tarde Carmen y los hijos pequeños se les unieron. En 1955 prosiguieron, esta vez todos juntos, el camino hacia Sabadell.
“…y ellos se vinieron a los Pirineos. Y de allí nos vinimos nosotros, mis nietos y mis niños. Estaba allí mi marido y allí estuvimos cinco años, y a los cinco años nos vinimos aquí a Catalunya, aquí a Sabadell. Eso es todo lo que sé.
De los Pirineos decidimos venirnos aquí a Sabadell porque mi marido tuvo un accidente allí en los pinos y estuvo 17 meses accidentado de las piernas y como mi hijo el mayor trabajaba también en los pinos, yo dije: -Aquí se van a perder el padre y el hijo y se van a quedar muertos los dos. Pues yo lo que quería era arrancarlos de allí. Hasta que ya me decidí y vinimos aquí en Torre-romeu”.
Joaquín
También fue en 1950 cuando Joaquín 4, junto a un grupo de otros hombres, dejó Pedro Martínez, como antes habían hecho los Valle, los Sánchez, los Gabilla y otros. Se dirigen a trabajar en las obras del pantano de Escales.
Joaquín describe cómo era la marcha en grupo del pueblo, la organización del trabajo y de la vida de estos obreros de la ENHER. Habla de la dureza del trabajo bajo tierra y el riesgo de sufrir, además de los accidentes físicos, enfermedades psíquicas y nerviosas. Rememora también la vida casi militarizada en los barracones donde vivían y la extrema vigilancia a que eran sometidos, dado el período histórico y la proximidad de la presencia guerrillera.
Cuando él dejó Pedro Martínez todavía permanecía soltero. Durante una estancia en el pueblo se prometió con la chica que sería su mujer. Una vez casados la pareja vivió en los Pirineos mucho tiempo.
“…en el 51 llegamos aquí al Pirineo. A la Pobla d’Escales. Allí empezamos a trabajar. Vinimos un grupo del pueblo. Un grupo que nos hicieron un papel en Graná pa pagar. Pagábamos un tanto por ciento muy pequeño y nos juntamos… ¿cuántos veníamos?, pues 28 o 30 en el grupo y nos costó poco. Salía más barato al venir en grupo. Los hombres, éramos los que veníamos al trabajo. Nos enteramos que había trabajo por aquí, por los Pirineos y nos vinimos aquí. Que no podíamos trabajar en el pueblo. Nos vinimos ya a últimos de marzo, a últimos de este mes o a primeros del otro llegamos al Pirineos. Me acuerdo que había allí un nevazo que daba miedo todavía ¡claro como era en alta montaña! Empezamos quitando nieve, pa hacer una vereda pa subir al lago Negro que le dicen. Allí estuve, allí he estado trabajando por lo menos ¡14 años! Y desde allí, cuando tuve el accidente, me vine aquí a Sabadell”.

Lago Negro (estany Negre)
“Me casé estando en los Pirineos a primeros del 57, porque mi Joaquín nació en enero del 58. Fui al pueblo, me casé y me traje a la mujer. Bueno, un año de los que fui con permiso al pueblo, como somos del mismo pueblo, nos conocíamos. Fuimos juntos desde la estación y empezamos a hablar… y ya pasamos allí la Navidad y pasé allí Reyes y tal, empezamos y… Si me casé en el pueblo por los papeles y todo, entonces allí al trabajo no podías entrar sin un permiso de la Guardia Civil. Entonces, cuando estábamos allí en los Pirineos, habías de pasar por el cuartelillo y si te habían tachao del pueblo ya no podías entrar. Como aquello era frontera y entonces estaban los maquis por allí y tal. Que se oía…, sino llevabas un pase con unos sellos que te ponían ellos, no entrabas allí a trabajar.
En los Pirineos estuve trabajando en el túnel, se ve que cogí nervios y un día me dio un ataque de nervios fuertes ¡qué yo, ni me di cuenta! Me llevaron a una clínica a Lérida. Y estando yo allí, mi hermano, mientras yo estaba en la clínica, me trajeron la familia aquí a Sabadell.
Yo estuve en los Pirineos en los túneles, sacando tierra, estuve fuera también, pero estuve un año, año y medio, debajo tierra. Era un túnel para cámaras de agua de la hidroeléctrica de Catalunya. Estaba en la parte de Lérida, pegando al Valle de Aran. ¡Ya ves tú como trabajábamos! ¡Cómo fenómenos! Allí tenías que… entrabas por la tarde si estabas de noche y hasta mañana a las nueve no salías, porque como tenías de dejarlo limpio, ya teníamos de sacar 40 y tantos balones que hacías de escombros. Y sacarlos a lo mejor a mil o 1200 metros de debajo tierra de largo que estaba el túnel. Pues tenías de sacar las balas, los vagones esos y dejarlos peladitos pa los que entraban de día. Ellos también te lo dejaban limpio. ¡Cómo íbamos a destajo! Hasta las 9. Cuando entrábamos ya no comíamos. ¡Claro como íbamos a destajo, pa aprovechar todo el tiempo que puedes! Luego te pagaban por metros lo que les parecía a ellos. Cada día, sábados y domingos. Sí, sí, me pagaban a la quincena. Si estabas fuera, al principio, los primeros años cobrábamos 300, 375 a la quincena, luego después ya me metí en el túnel y allí ya llegaba a cobrar hasta 1000 pesetas la quincena. 1000 pesetas no las veían allí na más el que estaba bajo tierra, los que estaban fuera no.
Antes de casarme, claro que mandaba el dinero al pueblo. Después cuando ya estaba casao no. Mandaba al pueblo lo que podía, como que estábamos tres hermanos. Después vinieron mis hermanos que estaban en la mili y cuando los licenciaron yo los llamé y se vinieron aquí conmigo. Uno estaba en San Sebastián, estaba también trabajando allí, de allí me lo traje aquí. ¡Cómo son menores que yo! Y otro que había aquí en el pasar de Barcelona, allí en la costa estaba ¿cómo se llama eso? No me acuerdo. Me lo traje también ya y estábamos los tres. Luego ellos me entregaban a mí el sobre y yo al pueblo lo mandaba, cuando hacía falta mandar algún dinero, pues mandábamos. Mientras tanto pa vestirnos, estábamos tres hombres ya, tres hombres y licenciados los tres y..”
Juan Ramon y Ángeles
El 31 de julio de 1951 llega a Sabadell Juan Ramón 5. Justo un mes después, su mujer, Ángeles 6, con Manolo, el hijo de la pareja, se reúnen con él.
“La idea de marcharme del pueblo muy sencilla: porque yo ya estaba harto. Dos años antes de venirme aquí a Sabadell, en el año 49 compré dos máquinas de hacer fideos. Me las mandaron de aquí de Sabadell ¿sabes? Era un taller, y me las mandaron y las pagaba a plazos por mediación de uno que yo trabajaba con él, con el marido de la Niña Bonita. Por mediación de él, pues me mandaron las máquinas y yo las fui pagando poco a poco. Mi mujer llevaba una máquina de hacer fideos y yo otra. Ella se quedaba en el pueblo y yo me iba en el mes de abril y de mayo, me iba por los cortijos y por los pueblos haciendo fideos y ella se quedaba en el pueblo y cuando se acababa la temporada del fideo, pues me enganchaba a segar o a trillar o arrancar esparto, en fin, conforme venía la temporá tenías que ir aprovechando ¿estamos?
Pa venirme tuve que vender la máquina de hacer fideos. La vendí por 1.900 pelas. Me costó 3.100 pero ya como era de segunda mano… la vendí a uno de Guadix. Y entonces con aquel dinero me vine aquí y mi mujer se quedó con la otra. Y luego la otra máquina se la vendió a mi hermano. Se quedó con ella un hermano mío allá en el pueblo. Y entonces, yo me vine.
Y me vine porque allí había una gente muy mala, habían muchos fascistas muy malos. ¡Yo cómo no era fascista! A pesar de esto a mí me daban trabajo, a los socialistas los enganchaban porque los socialistas trabajábamos, pero teníamos un yugo muy grande. Y yo ya pensé, no hombre yo me voy por ahí a buscar la vida porque aquí no ventilas na. Porque yo vivía de alquiler y había meses que pasaba el alquiler y habías de andar a trote porque eran 20 duros que pagaba cada mes de alquiler. Y pa juntar 20 duros en aquellos tiempos con el jornal, pues como a veces no lo hacías siquiera en un mes, pues ya tenías que entramparte en la tienda. Y venía la cosa tirante, y yo harto, dije: -Pues no, yo me tomo el vuelo de aquí a ver si tengo suerte.
Y mira pegamos aquí en Sabadell y aquí estamos y tan a gusto”