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PEDRO MARTINEZ: La segunda corriente migratoria: la década de 1960...

La segunda corriente migratoria: la década de 1960
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El número de habitantes de Pedro Martínez que dejan el pueblo en la década de 1960-1970 es de 1.925. Por su parte, a finales de esta década, Torre-Romeu ha incrementado su población en 469 personas más nacidas en Pedro Martínez. Es un número superior al de la década anterior, pero representa un porcentaje menor del total de las personas que emigraron. En suma, en el nuevo barrio sabadellense viven 826 habitantes nacidos en Pedro Martínez.
Manuela, la Chamorro
Manuela, 7 viuda de Enrique Cobos, no dejó Pedro Martínez hasta 1960. No lo hizo por iniciativa propia. Hacía tiempo que su hermana estaba en Sabadell, ella y otros del pueblo intentaban convencerla para que se les uniera. No lo conseguían, entre otras cosas, porque su hija, Petronila, que se casó muy joven, tenía cuatro hijos y a Manuela se le hacía cuesta arriba dejar la chica y los nietos.
“La idea de venirse pa ca fue de mi hija. Mira te lo voy a decir. Una de aquí del pueblo, que le dicen la Josefita del casino, ella vivía en Sabadell y fue allí a Pedro Martínez que eran unas vacaciones. Entonces no iba tanta gente a las vacaciones allí. No había tanto dinero. Hicieron las vacaciones allí y decía: – ¡Ay Manuela, dice la Antonia (la germana de la Manuela) que te vengas, que allí vais a estar muy a gusto, no seas tonta! ¡Vente!
Y dije: -mira ¿cómo voy a dejar a mi Petronila?
Y la Petronila dijo: – máma si usted se va ¡nos vamos nosotros también! ¡Qué sí que nos vamos!
Y digo: – pero si no tenemos faena.
Y dice: -mira si no tenemos faena al tito Manuel (que estaba aquí mi cuñao), le mandamos pedir el dinero para el tren, vendemos el burro y los mueblecillos que tenemos y nos vamos.
¡Qué fue ella ya te digo! ¡Pues se echó a segar a la campiña, se fue a la campiña y cuando vino ya se había vendido el burro ella! Y entonces, pues ya gobernamos el viaje y nos vinimos. Ella fue la que intentó de que nos viniéramos. Y nos vinimos, nos fuimos toos juntos a casa mi hermana”.
Encarnación
El año siguiente, 1961, llegan a Torre-Romeu la pareja formada por Cayetano y su esposa Encarnación 8. Con ellos van sus hijos.
Los suegros de Encarnación habían emigrado hacía años a Sabadell y desde allí intentaban convencer a los hijos para que se reunieran con ellos. Argumentaban, como siempre, que, en aquella ciudad, podrían vivir y trabajar juntos y mejor.
Cuando Cayetano cayó enfermo llegó el momento de decidir la marcha. Como jornalero parado la mayor parte del año no tenía ningún tipo de seguro de enfermedad. En realidad, ni pagando, tenía garantizada una buena asistencia sanitaria, ya que en Pedro Martínez esta se podía considerar nula, con
la obligatoriedad de tener que desplazarse a Granada.
“Nos vinimos porque nos hacía falta y mi marido estaba enfermo. Cuando llegamos estuvimos en casa mi suegra, ella nos llamó que nos viniéramos. Y nos vinimos y mira aquí estamos. Esto fue en el 61”.
Manolo, el Cacheriche
En 1962 llegan a Torre-Romeu Manolo 9 y su cuñado. Más tarde se les añadieron las mujeres de ambos.”…fuera de Andalucía, en estos países tanto en Catalunya como en el País Vasco, como en Palma de Mallorca, fuera de nuestra tierra ¿por qué estamos fuera de nuestra tierra? Pues hemos tenido de emigrar de nuestra tierra, a mí que no me digan como muchos dicen: -yo tenía allí. – ¿Qué tenías tú? Miseria.
Eso es lo que había”.
Luisa, la Tomilleja
En septiembre de 1963, abandonan Pedro Martínez, Luisa 10 y su marido, Manuel Vaca y los hijos de ambos: María, Manuel, Rafael, Manolo, José y Francisco. Viajaron hacia Sabadell gracias a la tenacidad con la que les pedía que se les juntaran, Manuel, hermano de Luisa, que hacía años que vivía en Cataluña.
“Hasta que ya enteramente, es que ya no podíamos vivir y mi marido dice: – mira más vale que ya. Vendimos una yegua que teníamos y una miejilla de casilla que nos dieron mil duros por ella. Una casilla no una casa, que es muy hermosa, que la hicimos con duras penas, y nos vinimos aquí. Nos metimos a casa de mi hermano”.
Manolo, el del anís
En 1964 llega Manolo, 11 arrastrado por sus hijos, que llevaban años viviendo en Sabadell.
Primero partió el hijo mayor, poco a poco, como en una hilera de dominó, fueron cayendo todas las piezas. La última fue la del padre.
“Por la necesidad, no por otra cosa, porque yo gusto de estar aquí no tengo ninguno. A mí el terreno aquel me gusta más que éste. Pero claro al no tener a donde invertirles a mis hijos allí, pues mis hijos tiraron pa ca a Catalunya y yo tuve que tirar pues lo mismo que ellos. Primero fue mi mayor, mi Manolo. Fue el primero y ya empezaron a ir tirando de los hermanos y yo tuve que arrear pa ca también”.
Josefa, del follador
En 1965 Manuel va hacia Sabadell en busca de fortuna. Pasados unos meses se reunían con él, su mujer, Josefa, con los niños, Manuel, Antonia, Josefa 12, Francisco Manuel y Encarna.
Cuando la hija Josefa llegó a Sabadell era una niña de ocho años a quien nadie le había preguntado si quería irse o quedarse en el pueblo. El padre había partido buscando trabajo, y la madre cuando el marido la avisó que ya tenía preparada un nuevo hogar, dejó rápidamente Pedro Martínez para reunirse con su hombre. Josefa no tuvo la opción de decidir.
Su memoria se compone de los recuerdos alegres de la infancia. No es la memoria de las personas adultas que recuerdan la vida anterior de penas y miseria. Seguramente esta es una razón por la que Josefa se llena de pena y de nostalgia cuando habla de su pueblo natal, y, a pesar de su juventud, parece la persona más aparentemente desarraigada.
“Porque cuando vivíamos allí, no es que viviéramos mal, no es que estuviéramos muertos de hambre como dice mucha gente, no. Pero mi padre al final es que ya no tenía trabajo allí y ya se vino pa ca. Y aquí estuvo nueve meses trabajando. Nosotros el tiempo que mi padre estuvo aquí, pues le mandaba a mi madre dinero. Y vivíamos más o menos igual ¿no? Nosotros no cambiamos la vida para na porque él estuviera aquí. Lo único, que nos faltaba él. Luego ya cogió una casa de alquiler aquí. Nos vinimos y viniendo pa ca, pues yo venía contenta porque iba a ver cosas que allí no veía. Iba a ver coches que allí no había, iba a ver cosas que veía yo en el cine cuando iba ¿no?, en las películas. Cuando llegué aquí pues me decepcioné..