La creación de la Inquisición española
Los Reyes Católicos estaban dispuestos a llegar a la unidad religiosa por lo que estaban dispuestos a emplear cualquier método para conseguirla. Por otro lado, el prior de los dominicos de Sevilla Alonso de Hojeda presionaba a los reyes denunciando la existencia de numerosos conversos que seguían practicando el cristianismo. Pero los Reyes Católicos no actuaban ya que primero debían consolidar su poder dentro de sus reinos.
Mientras los Reyes asentaban su poder, el papa Sixto IV intentó introducir la Inquisición pontifica en Castilla, aunque no tuvo éxito. Por un lado, querían evitar un aumento de la intervención papal dentro de su reino. Por otro lado, existían numerosos conversos dentro de la administración estatal que, según John Lynch, intentaron impedir la introducción de este tribunal.
Pero una vez asentada su autoridad en el Estado, los Reyes Católicos pidieron permiso al papa para establecer una Inquisición que estuviera bajo el control de ellos mismos, ajeno a la intervención del papa. El papa Sixto IV, tras algunas vacilaciones, aceptó la petición y mediante la bula Exigit sinceras devotionis affectus, el 1 de noviembre de 1478 se estableció la Inquisición en la corona de Castilla. La bula también establecía que los Reyes Católicos serían los encargados de nombrar a los inquisidores. De esta forma, la Corona accedía a un poder con gran influencia en los siguientes siglos.
Una vez creada, la Inquisición no lucharía solamente contra los judaizantes. También persiguió a los judíos no conversos y a los moriscos, para después combatir a la herejía protestante, a las sectas, a la brujería y a todos aquellos que no siguieron la ortodoxia de la Iglesia católica apostólica romana. Es decir, persiguieron actos que consideraban que se apartaban de las normas de la Iglesia como la sodomía, la bigamia o la pederastia, por ejemplo. El objetivo final era mantener la pureza de la fe católica.
Los Reyes Católicos estaban dispuestos a llegar a la unidad religiosa por lo que estaban dispuestos a emplear cualquier método para conseguirla. Por otro lado, el prior de los dominicos de Sevilla Alonso de Hojeda presionaba a los reyes denunciando la existencia de numerosos conversos que seguían practicando el cristianismo. Pero los Reyes Católicos no actuaban ya que primero debían consolidar su poder dentro de sus reinos.
Mientras los Reyes asentaban su poder, el papa Sixto IV intentó introducir la Inquisición pontifica en Castilla, aunque no tuvo éxito. Por un lado, querían evitar un aumento de la intervención papal dentro de su reino. Por otro lado, existían numerosos conversos dentro de la administración estatal que, según John Lynch, intentaron impedir la introducción de este tribunal.
Pero una vez asentada su autoridad en el Estado, los Reyes Católicos pidieron permiso al papa para establecer una Inquisición que estuviera bajo el control de ellos mismos, ajeno a la intervención del papa. El papa Sixto IV, tras algunas vacilaciones, aceptó la petición y mediante la bula Exigit sinceras devotionis affectus, el 1 de noviembre de 1478 se estableció la Inquisición en la corona de Castilla. La bula también establecía que los Reyes Católicos serían los encargados de nombrar a los inquisidores. De esta forma, la Corona accedía a un poder con gran influencia en los siguientes siglos.
Una vez creada, la Inquisición no lucharía solamente contra los judaizantes. También persiguió a los judíos no conversos y a los moriscos, para después combatir a la herejía protestante, a las sectas, a la brujería y a todos aquellos que no siguieron la ortodoxia de la Iglesia católica apostólica romana. Es decir, persiguieron actos que consideraban que se apartaban de las normas de la Iglesia como la sodomía, la bigamia o la pederastia, por ejemplo. El objetivo final era mantener la pureza de la fe católica.